Hoy es mi cumpleaños y, desde hace tiempo, un día sin nada de especial.
Hoy he echado la vista atrás y he visto todo lo que he cambiado. De pequeña pasaba todo el año emocionada, pensando que sólo falta un día menos hasta mi próximo cumpleaños, todo el mundo a mi alrededor sabía cuando era y, si no, era yo la que se encargaba de decírselo o recordarselo.
Hoy ya no me emociono, ya no le digo a todo el mundo que es el aniversario del día que nací, ya no espero recibir felicitaciones de todos los que me rodean.
Hoy ya no rompo papeles de regalo, ni quito lazos de colores, ni me pongo nerviosa mientras trato de adivinar que me están dando.
Hoy ya no soplo velas, ni como de la tarta que mi padre ha hecho, esta vez la hago y la compro yo para repartirla entre mi familia.
Hoy no hago nada especial, sólo espero a que ocurra, aún sabiendo que no lo hará.
Hoy me paso la mayor parte del día en mi cuarto, sentada en mi cama, como llevo haciendo los últimos años.
Hoy esperé levantarme y encontrarme una notita con un "Felicidades" o algo así en cualquier rincón de la casa, a sabiendas de que mis padres estarían trabajando pero no la encontré.
Hoy esperaba que la primera persona en felicitarme fuera ella pero ya se está poniendo el sol y parece que no se acuerda de mi cumpleaños.
Hoy, a pesar de todo, me levanté con la esperanza de soplar unas velas que no he soplado, de recibir un regalo que fuera hecho a mano o comprado pero que no fuese dinero o lo hubiera comprado yo, de que la mayoría de mis amigos se acordaran de que hace unos años nací, de pasar la tarde con ellos...
Hoy he cumplido dieciocho años y en vez de celebrarlo como se merece estoy de nuevo sentada en la cama, con el libro que empecé ayer y el peluche que me autorregalé a mi derecha mientras escribo esto y lloro en bajo para que mis padres no me oigan.
Feliz cumpleaños.
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Un trocito de mí
NezařaditelnéReflexiones, pequeñas historias y trocitos de mi loca y extraña imaginación.