Desde pequeña siempre me ha llamado la atención la lluvia.
Al principio, la odiaba, dado que me impedía salir a jugar con mis amigos y disfrutar del día, aunque a la vez me gustaba mojarme con ella.
A media que he ido creciendo, he desarrollado por ella diferente sentimientos; intriga, amor, curiosidad, asco, odio...
La lluvia siempre me ha parecido la cosa más horrible y la más bonita de mi vida.
Por un lado, está mi parte coherente, que dice que me refugie de ella lo más pronto posible, y por otra, está mi parte soñadora, que dice que me ponga a bailar debajo de ella. Y en mi mente se crea una guerra interna entre ellas, mientras yo me quedo ahí, parada, quieta, a veces mojándome y otras resguardada, esperando a que alguien me saque de mi ensoñación y me traiga de vuelta a la Tierra.
ESTÁS LEYENDO
Un trocito de mí
RastgeleReflexiones, pequeñas historias y trocitos de mi loca y extraña imaginación.