!Oh, impávida noche que alimentas los mas oscuros deseos del hombre!
Ante ti, yo me entrego y me desnudo, pues, las horas pasan y tu aún permaneces ahí, fría y acechadora. El búho ya ulula en el bosque pues se alegra de tu llegada, las olas agrestan el mar con fervor y el murciélago sale de su escondite. El cielo también brilla con esplendor.
Ilumina mi alma, oh dulce estrella de la noche y que mis ojos se deleiten con el resplandor de tus luces. La luna ya se atavía en lo mas alto del risco, hermosa y enorme, ella reina en la oscuridad cada vez que el sol se esconde. Todos tiemblan con su presencia.