Amaia y Aitana, deciden emprender viaje a Londres, cuando un joven de su edad,aparece en su vida, ni ellas ni él, ni siquiera el destino sabe lo que los espera antes de llegar a Londres. Una tormenta negra como el carbón agitará la cola del avión co...
A pesar de su pensamiento de arrepentimiento, Amaia lo único que tuvo que hacer para seguir adelante con su heroico plan fue mirar la carita de Alfred, entonces fue cuando Amaia comprendió que de verdad aquel joven que acababa de conocer necesitaba su ayuda y que ya no era por temas de que quedar bien delante suya y captar la atención, si no que era de una situación de verdad, no se podía andar con tonterías, aquel Alfred "dependía" de ella y cuando Amaia se dió cuenta se vino arriba y ya sólo pensaba en el vasito de agua ese, ni en el riesgo que estaba cometiendo, ni en poner en peligro su propia vida.
Cuando Amaia vio que las turbulencias no estaban siendo tan fuertes y que más o menos era la ocasión perfecta, salió lanzada al pasillo del avión y directa al vaso. Justo cuando estaba a un metro o dos de su objetivo, las turbulencias volvieron a ser tan intensas como antes, esto hizo que Amaia se cayese al suelo y que se golpease la cabeza con uno de los asientos.
La primera persona en reaccionar fue Aitana, no se creía que sus ojos estuvieran viendo aquella situación más cercana a la muerte que a la vida. Justo después de que Amaia se diese el golpe Aitana gritó con todas sus fuerzas "¡Amaia! ¡No puedo vivir sin ti! ¡No te caigas! ¡Toma mi mano y levantate! Piensa que te has dado un golpecito de nada..." Justo mientras iba por la mitad de su monólogo, porque Amaia estaba inconsciente y no le podía escuchar, se levantó de su asientó, le cogio con una mano pies para que circulase la sangre y mientras, con la otra cogió el vaso de cristal tan deseado por Alfred y se lo dió.
La azafata estaba confusa, como aquella compleja e irrealista situación había pasado por delante de sus ojos y no había hecho nada. Se levantó también del asiento y mientras Alfred se bebía el agua a mil por hora le cogió las dos piernas a Amaia y le dijo a Aitana "Intenta tú despertarla, ya me encargo yo de que fluya el torrente sanguíneo"
Pero claro después de esta frase la situación empeoró, y ya no era solo las turbulencias que sufrían que parecía que iban en un barco por mitad del océano, si no también otro factor eran los gritos de los pasajeros, aquellos momentos fueron de verdader tensión.
Aitana viendo que la cosas sólo íban a peor decidió tomar una decisión un tanto sencilla, astuta, pero un tanto difícil de llevar a cabo... Coger a Amaia y llevarle a su asiento, y una vez allí ya intentar que se despertase.
Alfred que tampoco estaba al tanto de lo que pasaba fuera de su burbuja cuando vio que Aitana y aquella azafata le cogian a Amaia y que estaba incosciente cogió su broncodilatador de una de sus bolsas de mano y se hizo un "pufff" bastante profundo y salió en busca de Amaia. Alfred sabía que el broncodilatador es solo para casos muy urgentes, y Alfred lo consideró que este caso era importante.
Fue como si no hubiera un mañana, a pesar de las turbulencias del avión y otros factores, Alfred se quitó el cinturón, se levantó y le dijo a Aitana y la azafata, que llevaba una chapita con su nombre, Nerea... "Déjadme, yo la cojo y la llevo en brazos hasta el asiento, vosotras sentaos y poneros el cinturón" Aitana y la azafata Nerea se quedaron un poco extrañadas por la rápida "recuperación" del estado de Alfred y por la intervención que quería llevar a cabo, siguieron sus indicaciones, le dejaron a Amaia, que seguía incosciente, y se sentaron en sus respectivos sitios...
A pesar de sus terribles miedos a las alturas y a los aviones, Alfred cogió a Amaia en brazos y la dejó en su sitio, Aitana, que sabía que Amaia se despertaría en breve quiso "tontear" un poco con Alfred y ver hasta que punto llegaría a hacer algo por Amaia... Y una vez que la situación se había estabilizado Aitana le dijo a Alfred, que estaba al lado de Amaia "Creo que le falta que le llegue oxígeno a los pulmones, por eso no se despierta... ¡Necesita oxígenación pulmonar! ¡Ahora!" Alfred no necesitaba lenguaje verbal, simplemente su cara lo decía todo, le miró a Aitana con una cara de... "¿Vas en serio? ¿Me estás tomando el pelo?" Y le dijo "¿Quieres que le bese?"
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