Capítulo Único.

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P.O.V. Mikey.

Eran al rededor de las 4 de la mañana, aunque tampoco estaba muy seguro y no era como que me importara. Había perdido el sueño hace algunos años y en vez de lamentarme por ello me resigne a buscar un trabajo y hacer algo productivo con mis horas de insomnio.

Contestaba llamadas de suicidas, irónico pero cierto. Creo que un suicida no puedo recibir mejor consejo que el de su igual.

Navidad es una de las noches más ocupadas, mucha gente solitaria, abandonada o despechada es tentado por la idea de dejarlo todo justo ese día que su soledad los atormenta sin piedad.

Tampoco es como que ayudara mucho. Yo solo les recordaba lo divertida que podía ser la vida y lo mucho que el alcohol ayudaba así que básicamente solo los cambiaba de departamento –de prevención del suicidio a alcohólicos anónimos– pero nadie me puede negar que es más fácil ayudar a un alcohólico que un suicida con la soga al cuello, literalmente.

En fin.

Ya estaba bebiendo mi segundo litro de café cuando una nueva llamada llegó. Me apresure a contestar.

—Ni siquiera lo pienses.—

A estas horas ya no usaba el saludo que me enseñaron en el entrenamiento por dos razones: quienes llamaban a esta altura de la navidad ya tenia la soga en el cuello, y  sinceramente también estaba cansado de repetir la misma mierda para contestar el teléfono.

Escuche una risa irónica como respuesta.

—¿No crees que si estoy llamando es porque de verdad lo estoy pensando?—
—¿Y por qué lo estas pensando emm. . .?—
—Frank.—
—Frank, un gusto. Soy Michael, puedes llamarme Mikey.— La misma risa irónica de hace un momento volvió a ser mi respuesta.
—Un gusto Mikey.—
—¿Vas a contarme que es lo que pasa?—
—El chico que me gusta no sabe que existo, va a casarse pronto y creo que su novia esta embarazada. . . Mi vida es una mierda.—

Me trague un suspiro. Se que sonora estúpido pero el 42% de las llamadas que atendía al mes eran por desamor. Afortunadamente estos casos eran los más fáciles de ayudar porque, admitamoslo, las personas que de verdad desean morir por desamor son casi nulas.

—Vaya, eso si que es duro. ¿Cómo te va en la escuela?—
—¿Cómo sabes que soy estudiante?—
—Pues debes ser bastante joven como para que eso te afecte tanto.— escuche una risa divertida esta vez.
—¿Estas consciente de que acabas de llamarme adolescente dramático?— dijo en tono divertido.

Este chico no iba a suicidarse. Tal vez antes de la llamada si pensaba hacerlo pero a este punto podía sonreír tranquilo porque sabía que no lo haría.

—No es cierto.— dije con una sonrisa y él rió en respuesta.
—Ah, ¿Ahora me llamas mentiroso?— dijo fingiendo estar ofendido. Me hizo reír.
—¿Y dices que no eres un adolescente dramático?— Ambos reímos.
—En ningún momento lo negué.— reímos de nuevo y cuando nuestras risas se apagaron hubo un silencio de menos de 3 segundos. —¿Por qué trabajas aquí Mikey?— mi sonrisa no titubeó, no era el primero que me hacía esa pregunta.
—Porque esta línea me salvo la vida.—
—¿Hablas en serio?— su voz sonó impresionada. Hice un sonido afirmativo.
—La mayoría de quienes me conocen creen que no tengo sentimientos. Siempre he sido una persona solitaria y me gusta así. Pero un día una persona quiso cambiar eso, termine haciéndole mucho daño sin ser esa mi intención. Muchos me lo echaban en cara diciendo que era una persona horrible y no merecía perdón. La culpa casi me mata, literalmente. Llamé a esta línea después de ingerir un bote de antidepresivos.—
—¡Vaya!— dijo realmente sorprendido.

Change My Mind |Frikey| OS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora