Capítulo 1

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"Dones especiales"

Desde que era pequeña he escuchado leyendas y he visto cosas que hasta el día de hoy no he podido olvidar, el mundo es un lugar inmenso, la sola idea de un "mundo" es completamente irrealista. Ataraxia... así se llama el lugar en el que vivo, el mundo en el que vivo, está a un paso del cielo y a un paso de la tierra, es el equilibrio, por ello recibe ese nombre; Ataraxia significa imperturbable, sereno, total serenidad. Y ese es el asunto de mi historia... soy un ser de poca serenidad.

- Sólo tienes que relajarte, Heaven- Explicó el maestro Adrian en completa calma, pero veía en su expresión que le estaba tomando trabajo estar sereno.

En Ataraxia cada ser tiene un don natural, no solemos decir que somos personas aunque la mitad de nuestra alma sea humana, pero nos gusta llamarnos seres espirituales. Ningún ser puede tener más de un don, suele ser peligroso y difícil de controlar, y para mi mala suerte... soy ese único ser que posee más de un don.

- Lo intento, realmente lo intento- Susurré con frustración.

Enseguida se escuchó un estallido en el cielo de Ataraxia; Cada vez que no lograba controlar mis emociones se reflejaba en el cielo. Mi padre fue uno de los grandes líderes espirituales que tuvo 3 dones, sin embargo, según los líderes, a él no le tomó trabajo controlar sus dones.

Y aquí estaba yo... tratando de hacer crecer una planta. Poseía 3 dones, el único que heredé de mi padre fue el don de ayudar a otros con sus emociones, puedo sanar la mente y espíritu de otros (No es un don muy importante aquí en Ataraxia), mi otro don era el de ayudar a la naturaleza en versión verde, podía revivir o hacer crecer flores, árboles, hierbas, etc. Y mi último don, aún no se desarrolla bien, pero puedo interpretar el futuro por medio de visiones, hasta ahora sólo se han presentado en sueños, pero el maestro Adrian quiere que potencie ese don y que pueda controlarlo en su totalidad, lo cual... realmente me parece imposible.

- Debes relajarte, Heaven- Susurró Adrian con una mirada cautelosa, tomó mis manos y detuvo mi procedimiento.

Adrian podía transmitir los sentimientos que el quisiera, por eso era el maestro aquí, él me da la calma en mis día más negro. Al fin logré respirar luego de esa sesión sanativa.

- Recuerda lo que es este lugar, sólo debes creer en ti misma y sé que dominarás todos tus dones- Abrí mis ojos en cuanto escuché las palabras de Adrian, él me sonreía levemente mientras tomaba mis manos- Tus dones son un regalo divino para todos, por eso nos preocupamos de ti de sobremanera.

Sonreí de lado y agradecí sus palabras, Adrian se fue luego de eso. Me subí a un árbol para relajarme y meditar un tiempo. Sabía que todos estaban preocupados de las nubes negras más que de mí, debido a mí últimamente no ha habido muchos días de sol en Ataraxia y estaba harta de fingir que todo estaba bien o de que lograría controlar todo de mí algún día.

Mis padres murieron protegiéndome, como dije antes, Ataraxia estaba entre el cielo y el inframundo, todo lo celestial solía apreciar nuestra luz y nos daba resguardo, sin embargo, todo lo demoniaco buscaba lo más poderoso de nosotros y trataba de destruirlo, todo lo que está fuera de control lo destruyen si está en Ataraxia, y lo más poderoso de Ataraxia, en este momento... soy yo. Asique mis padres se sacrificaron por mí; El pacto de los 18 años. A los 18 años mis poderes deben estar en completo control o volverán a venir por mí y ésta vez posiblemente no fallarán en su cometido. Tengo 17 años y 2 meses, aún me quedan 10 meses para dominar por completo mis otros dos dones.

- Y ojalá lo logres, Heaven...- Me susurré a mí misma.

Vi a mi pequeño zorro Fenéc acercarse a mí, lo tomé en mis brazos y lo acaricié encontrando la calma. En Ataraxia un pequeño guía espiritual suele ser un animal, un animal con el que logres crear un vínculo y logre hacer que tu espíritu esté en paz, Corban era todo eso para mí, hemos estado juntos desde que tengo 9 años.

Terminé mis largas horas de meditación y me fui a casa, esperaba al fin descansar de mi largo día, yo debía ser la única Atarax que veía la meditación como un arduo trabajo, era algo totalmente absurdo, yo era totalmente absurda.

Al entrar a mi casa me encontré con una visita que debía darme orgullo y hacerme sentir de sangre azul, pero ese no era el caso, sabía que esta visita no era algo bueno para mí.

- Heaven... es todo un honor verte de nuevo- Sonrió uno de los mayores líderes espirituales en Ataraxia; Bemus.

Frente a mí estaban 5 de los principales líderes de Ataraxia; Bemus, Basil, Calis, Cole y el maestro Adrian. En lo personal creía que era algo machista que sólo existan hombres en ese importante círculo, pero bueno, yo no creaba las reglas.

- Un placer verlos a todos aquí- Susurré con una media sonrisa- Por favor, siéntense.

Todos hicieron caso omiso y se sentaron en mi sala de estar, yo me senté frente a ellos. Sus expresiones lo revelaban todo, no eran buenas las noticias que me traían.

- Heaven sabemos que tu progreso con el maestro Adrian no ha sido el más benefico para ti- Comenzó a hablar el señor Basil. Él era un hombre pacífico y todo un líder, diría que uno de los mejores después de el maestro Adrian- Por lo que hemos decidido ofrecerte una oportunidad, algo que realmente creo que definirá el futuro de tus dones y...

- Señor Basil, sé que es difícil hablar conmigo, sobre todo con respecto a mis dones, pero sea directo por favor, realmente lo apreciaría- Susurré mirándolo a los ojos.

Todos se miraron entre sí y suspiraron, finalmente el maestro Adrian terminó por decir lo impensable.

- Queremos que vayas a la tierra y trates de reforzar tus dones ahí- Explicó Basil.

Reí por inercia. Es decir, no había logrado que el maestro Adrian sacara la mejor parte de mis dones, y querían que fuera a la tierra yo sola y tratara de hacerlo, era una total locura.

- Sé que parece algo imposible de lograr, sobre todo si tenemos en cuenta de que tu cumpleaños número 18 se acerca, sin embargo... la tierra no es como Ataraxia, los seres humanos son egoístas y necesitados de la paz que nosotros podemos ofrecer, tus dones saldrán con naturalidad, muchos Atarax van a la tierra a desarrollar mejor sus dones y vuelven completamente realizados- Explicaba Basil sonriendo, él tomó mi mano y me ayudó a tranquilizarme- Confío en ti, todos confiamos en ti, Heaven.

Respiré hondo y me tranquilicé, miré a todos en la habitación. Tanta energía positiva y serenidad era lo que alegraba a todos, era justo lo que yo quería y ellos eran de los grandes líderes espirituales, si ellos creían que esto me iba a ayudar... posiblemente así sería.

- Está bien- Suspiré y retiré mi mano de la de Basil, sonreí falsamente y puse mi frente en alto- Lo haré.

Todos sonrieron junto conmigo, la diferencia era que sus sonrisas eran reales y autenticas. No podía evitar sentir que esta era su mejor forma de deshacerse de mí, lo creería si este no fuera un lugar lleno de luz y calor espiritual, por eso me daba miedo ir a la tierra, era el lugar más opuesto a Ataraxia y no sabía si estaba lista para un desafío como este. 

El zorrito de Heaven, alegren su día con esta preciosidad

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El zorrito de Heaven, alegren su día con esta preciosidad. 

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