Capítulo 1: Despierto

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Mapa Mundi

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El mismo sueño, todas las noches del primer sábado de cada mes. Escucho a mi madre, gritar de forma desgarradora, mientras una sombra se la lleva regocijándose de su trofeo. Mi padre en el suelo sangrando, sangre escarlata, al unísono del llanto de mi hermana. Me levanto, cojo el cuchillo que mi abuelo me regaló como legado, afilado y negro como el ébano, apuñalando, inútilmente la oscuridad que acecha mi familia:

-¡Suéltala hijo de puta!- grito, lleno de lágrimas.

La sombra responde, pero mis oídos captan las pocas palabras que la furia deja pasar:

-... Ven, Bicristalino, ven...

Tras esas palabras, despierto, sudando, con lágrimas en mis ojos:

-¿El mismo sueño otra vez?

-Sí mamá, pero ya no me preocupa mucho.

Mi madre, una mujer orgullosa, buena y  serena, es la mismísima heredera del jefe de la aldea. Mi padre pertenece al clan rojo, el más poderoso de estas tierras. Vivimos en una gran aldea llamada Kirt. Nuestro hogar es una pequeña casa, la cual la mayoría del tiempo está vacía, porque mi madre está en la sala de los consejeros y mi padre entrenando junto al clan. 

Tal vez haya olvidado mencionarlo, pero en este mundo, existe la magia, pero no la magia de los cuentos que mi abuelo me contaba, si no magia extraída de cristales. Debido a la existencia de estos cristales, hace unos 300 años el Dragón Negro, el cual es el pináculo de su raza, los Dracots, inició una guerra para apoderarse de los cristales primordiales: el verde, representando la vida, el azul, representando la sabiduría, el negro, la muerte y el rojo, la valentía.

El conflicto acabo con la destrucción de los cristales, de los cuales se dispersaron sus fragmentos por todo el planeta, haciendo que los Ygdis, como nosotros, y las demás razas aprendieran el uso de la magia.

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Tras este paréntesis, prosigo.

 En nuestra aldea, la paz continúa, y aunque mi padre y el clan sigan con su entrenamiento, es porque se aburren, prácticamente:

-Venga, ponte ropa , que hoy es tu día. -mi madre me acaricia la cabeza- Ya tienes 19 años hombretón, es hora de que los aparentes.

-Que pereza,¿quién más hace hoy el rito mágico?-pregunto curioso.

El rito mágico es un rito donde cada persona desarrolla uno de los poderes de los cristales primigenios y es capaz de utilizarlo a su favor.

-Tu amiga Petra, Res y Lilith.

Petra Buster, una chica un año mayor que yo, tiene muy mal genio, y es temida por los chicos desde que en el festival del campo partió un barril de un solo puñetazo, también es divertida y busca siempre la justicia. Res Malit es mi mejor amigo, un poco tonto pero se le acaba cogiendo cariño, es divertido y bastante ágil, siempre gana las carreras. Y por último, Lilith Vella, una chica bastante altiva que siempre me echa una miradita de "soy 100 veces mejor que tu". Creo que nunca he hablado con ella.

-Tu hermana y tu padre estarán viéndote, ¡están tan emocionados como yo! -grita mi madre, dejando salir una risilla burlona al final- También estarán todos los del clan rojo.

Mi hermana, una niñita de 13 años, se cree que la mejor de la familia, no se como le he podido coger cariño a esa cosa:

-Por favor, dime que DL no viene-pregunto con voz vaga.

-Sí, sí que viene, no se porque te llevas mal con Drosero, a mi me parece un chico encantador.

-Porque es un gilipollas mamá, se dedica a meterse con los demás a escondidas de los adultos.

-Cuida tu lengua, él es un Lefko, del clan verde, respétalo.

-Si mamá lo que tu digas.-respondo vacilante.

Me visto con mi ropa escarlata, una bufanda azul grisáceo que solía llevar mi abuelo, la daga que me dejó de regalo y mis botas grises favoritas.

-No sé si estoy preparado-solté tembloroso.

-Sí, lo estás-confirmó mi madre.

Afiladas al amanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora