Levantarme me costó más de lo que esperaba. El tabernero acabó dando gritos en el exterior de la puerta:
-¡Despertad gandules!
Su ronca voz sin duda era un buen método para levantarse por las mañanas. En cuanto me levanté, eché un vistazo a Lilith, seguía dormida y hecha una bolita. Decidí comprobar su herida, la infección esa del dragón negro parecía peligrosa. La destapé, y en cuanto moví un poco sus medias, el idiota de la puerta volvió a gritar:
-¡Venga, tenéis diez minutos!
Entonces Lilith se movió, y mientras bostezaba conseguí apartar la mano y disimular. Si en la prueba del ritual no fui rápido, en ese momento usé todo mi potencial:
-Bu-buenos días Nat...
-Buenos días Lilith-dije rápidamente- ¿cómo has dormido?
-Bien-asintió mientras se levantaba- espero no haberte molestado, suelo moverme mucho en la cama sin darme cuenta...
-Oh, tranquila, no ha pasado nada-menos mal que Lilith no conocía mi cara de mentiroso, porque si no ahí acababa mi aventura.
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Se produjo entonces un silencio incómodo, que se rompió rápidamente por culpa del tabernero:
-U os vais ya, o llamo a los guardias.
Tras esa amenaza, decidimos prepararnos para salir. Bajé las escaleras y me encontré con el clérigo:
-Eh chico.
-Dime, Maegar.
-A ver, no me hables con tanta confianza. ¿Puedo preguntar dónde pilló tu chica la enfermedad?
-En nuestro pueblo, no sé como-decidí mentir, tal vez no era buena idea compartir con todo el mundo lo que pasó-, ah y no es mi chica, somos amigos.
-Ya veo, eso tiene más sentido...
-¿El qué?
-Bueno, tengo que irme- me dijo mientras se tomaba un último trago- ya nos veremos, suerte.
-Eh, gracias...¿Supongo?
-Casi se me olvidaba-dijo al girarse antes de irse- cuidado con que no se le infecten esas heridas, son superficiales, pero podría derivar a algo peor.
-¿No era que no eras médico?
-Hmpf-murmulló- adiós.
En realidad, no sé a que heridas se refería, pero no le dí mucha importancia.
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Esperé a Lilith en la puerta, tras despedirme de Maegar. Cuando bajó, parecía que podía andar con más normalidad y parecía sentirse mejor.
-¿Vamos?
-Detrás de ti-me dijo.
El camino no fue largo ni peligroso, era una ruta bastante controlada, sin duda no parecía que el dragón negro estuviera cerca, o que hubo pasado por allí. A las dos horas de caminar, tras pasar un pequeño lago rodeado de rocas, decidimos descansar un poco. Lilith bebió bastante agua, mientras yo me limité a observar mi daga. En cuanto Lilith terminó, decidimos continuar para llegar cuanto antes.
Un rato de caminar y allí estaba, la ciudad del agua, Sinoldis, que se alzaba flotando sobre un gran lago rodeado por cataratas que embellecían aquel paisaje. Entramos por la puerta principal, sin ningún problema ya que ese día había un festival y la entrada a la ciudad no estaba restringida. ¿Y como supe yo esto?, fácil, se lo oí a unos que pasaron por allí.
-Es precioso-dijo Lilith boquiabierta-me encantaría vivir aquí.
-Sin duda es bonito, pero siendo mi elemento cristalino el fuego, no me parece que vivir aquí sea lo más prudente.
Encontramos una guardia que nos indicó como ir al Hospital Azul. Un gran cristal azul se asomaba por el centro del tejado. Por fin habíamos llegado, ahora solo faltaba curar a Lilith.
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Afiladas al amanecer
FantasyLa intrépida historia de Natus Ignis, conocido como Nat por sus amigos, se embarcará en un viaje para descubrir que paso con su familia, su aldea y el Dragón Negro acompañado de sus amigos Res Malit, Drosero Lefko ( o DL como lo llama Nat) y sus ami...