Amber.
Estoy sentada en el suelo mientras el agua cae por todo mi cuerpo. Estoy llorando desconsoladamente en la ducha, desconsoladamente pero en silencio. No quiero que nadie sienta pena por mí. Noto las baldosas de la ducha empapadas por el agua que continúa cayendo. Estoy con la espalda apoyada contra la pared mientras caen grandes gotas de agua que no me ayudan a diferenciar entre mis lágrimas y el agua de la ducha.
Me siento sola, no. Estoy sola.
Siempre lo he estado.
Ahora que todos me odian por a ver gritado a la nueva. Oliver me odia también y él era mi único apoyo aquí dentro. Me siento una arpía por a verle gritado pero todo es más complicado cuando es ella la misma chica que él ha besado. Me miento diciéndome que solo era un estúpido juego, pero él y yo sabemos que no siente nada por mí. Solo soy una cara bonita con carácter y un culo bien puesto.
Miento, no me comporte como una zorra. Soy una zorra con todo el mundo. Soy esa zorra que no se molestaría ni un segundo en liarse con el novio de su mejor amiga. Eso ya lo hice. No tengo nada dentro, mi vida era aún más solitaria y fría cuando estaba fuera.
Nunca se me dio bien los sentimientos, nunca supe controlarlos. Tampoco sé lo que significa respetar algo, mi vida era y es un gran garabato en un lienzo blanco. Solo siento el frío de las esquinas y es donde más a gusto estoy, fuera de esta mierda de sociedad. Yo nunca fui esa niña que se vestía de princesa y que apreciaba las muñecas más que a su vida. Siempre fui aquella que siempre anda pisando los castillos de arena de los demás, se sentía bien ser diferente al resto. Yo era la oveja negra en un rebaño lleno de falsedad.
Mis padres eran el ejemplo perfecto. Licenciados en ciencias, dos frikis que se conocieron en un certamen de matemáticas a los 14 años, la pareja perfecta y más cuadriculada que conozco. Todo les iba bien hasta que aparecí yo por error y tuvieron que intentar ser unos padres ejemplares. Pero yo era tan diferente a ellos.
Gruñona, impulsiva, hiperactiva.
Sé que dentro de ellos se lamentaban por a ver tenido una hija que no fuera doña perfecta. Mi vida era estar continuamente en tratamiento. Siempre en el psicólogo por mi mal comportamiento y mi rebeldía.
Limpio mis lágrimas rápidamente recordando todos esos odios años.
No sé qué coño hago llorando, no les debo nada a ellos ni a mis padres que estarán disfrutando de estar lejos de mí. Me levanto cerrando el grifo de la ducha. Cojo la pequeña toalla y seco todo mi cuerpo mientras me miro en el sucio espejo que hay cerca.
Veo mi reflejo y cojo aire intentando volver a mi estado normal.
Me seco entera y mientras me empiezo a vestir me, y entonces oigo gritos fuera y me tenso.
Rápidamente pongo mi oreja en la puerta para confirmar que eran gritos.
— ¡Zeus 20 mililitros de adrenalina, ya!—escucho a Oliver.
¿Qué está pasando?
Me paralizo al pensar que tal vez le pase algo a Rubí de nuevo. Necesito salir y ayudarla.
Me armo de valor para afrontar la situación.
Abro la puerta rápidamente y veo a Oliver sujetándole la cabeza a alguien que está tirado en la cama, me tranquilizo cuando veo a Rubí que está bien buscando algo entre los cajones.
Pero me tenso cuando veo a Venus tirada, moribunda junto a Oliver. Es una escena bastante horrible para alguien normal, pero yo no siento nada, ella no me cae bien. Pero me sorprende a mí misma no sentir la necesidad de socorrerla.
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Me and my demons.
Misteri / ThrillerSiento como pequeñas gotas caen sobre mi cara haciendo que me intente levantarme aturdida y mareada. Me acomodo suavemente en mi cama e intento encender la luz de la mesilla de noche que se encuentra a unos centímetros de mí. Sigo buscando el inter...