Dead.

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Nos separamos al instante.

Las ganas del beso quedan en el aire. Mi preocupación aumenta por momentos. Eso parecía un grito de mi abuelo.

Naoki mira mi casa y rápidamente se gira hacia mí— ¿Había alguien en tu casa?—me pregunta con preocupación.

—Mi abuelo.

Él me mira con preocupación, escuchamos pasos que provienen de mi casa, se acerca alguien.

Naoki rápidamente me dice— Metete allí.

Indica unos basureros que están al lado de mi casa. Yo dudo en un primero momento pero le hago caso al ver su nerviosismo.

Corro y me agacho junto a los contenedores viendo a través de un hueco a Naoki. Mi corazón se acelera cuando veo al mismo hombre que vino buscando a mi abuelo la semana pasada. Un hombre algo mayor y pelo canoso, japonés. Está acompañado por 3 hombres más.

— ¿Que hacían allí dentro?—pregunta Naoki.

Ese hombre no deja que responda y al segundo saca una pistola y sin dejar que Naoki Irie ni yo nos diremos cuenta apretar el gatillo y el chico por el que llevo enamorada años cae al suelo por el impacto de una bala en su cabeza.

De la impresión de la escena todo mi cuerpo empieza a temblar. Todo cae sobre mis hombros al ser testigo de esa escena. Mis ojos se llenan de lágrimas y rápidamente tapo mi boca para no soltar un grito que ahora ahogo en mi garganta. Ese grito era desesperación y frustración. A pesar de mis piernas temblorosas y de mis lágrimas que salen desesperadamente intento mantener el silencio por miedo a ser la siguiente.

Tengo tanto miedo que apenas recuerdo como respirar.

Veo que el señor tan amable que vino a mi casa buscando a mi abuelo la semana pasada es el asesino de mi fugaz amor.

Y tal vez de mí querido abuelo.

La sangre de mis venas se congela al pasar esa terrible idea por mi mente.

No podía ser.

Él también no.

Mi única familia.

Quiero corren en su ayuda. Necesito ver que está bien. Estoy tan aterrada que apenas puedo parpadear de la fría realidad.

Mi vista borrosa divisa como los tres hombres se aleja y sin pensarlo corro hacia Naoki. El está tendido en el suelo mojado, con un agujero en la cabeza. La sangre apenas deja ver su hermoso rostro.

¡Joder!

¿Porque?

Al verlo aquí solo, lo deje solo con el frio, me odie mil veces por haber aceptado que me acompañara. Caí sobre mis rodillas, sentía como mis lágrimas caían mientras no podía dejar de mirar su preciosa cara ensangrentada. Mi corazón esta tan destruido que apenas puedo sentirlo.

Has sido mi primer amordigo mientras acaricio su pelo.

Grito de desesperación. Mis manos temblorosas acariciaron su rostro mientras el dolor era desgarrador.

Sin poder entenderlo y totalmente rota entre dentro de mi casa sin saber lo que iba a encontrar. Sin saber si estaba preparada para lo que iba a presenciar.

Solo entrar la imagen me impacto de tal manera que volví a caer al suelo. Mi abuelo, la única persona que me quería en este mundo tenía una daga clavada en el corazón.

Llore, llore por semanas y nunca lo he superado.

Esa noche deje de ser Mei para ser Rubí. Mei murió junto a su abuelo y a su fugaz amor.

Pero yo, Rubí supe que hacer. Tuve que sobrevivir por Mei. Descubrí porque aquellos hombres me habían quitado lo que más quería en el mundo y a Naoki, mi único amor.

Y entonces lo entendí.

Los Yakuza.

Mi abuelo no pago las deudas que debía. Él sabía que llegaría ese día por eso cambio de opinión cuando me dejo ir a la fiesta. No sé cómo él sabía que iba a ser ese día. Pero él se dejó morir por mí.

Él me salvo la vida.

La peor experiencia que he vivido.

Aquí sentada en la camilla me acuerdo de como tuve que escapar al otro lado del mundo para huir de la mafia.

Ese día me convertí en otra persona. Deje todo lo que amaba en Japón. Mi abuelo, mi amiga, mi nombre, mi vida. Sin decir nada, desaparecí para salvar mi vida y la de los que me rodeaban.

Oigo la voz del doctor por el altavoz que hay en la pequeña habitación.

—Buenas tardas Rubí, ¿cómo te encuentras hoy?

—Bien.—contesto sin ganas.

—¿Tus episodios de histeria están mejor que la última vez?

—Suelen mejorar cuando no me clavas agujas por todo el cuerpo.—digo seca.

Se escucha una risa sarcástica por el altavoz.

—¿Cómo llevas lo de tu abuelo?

Obviamente el doctor sabe todo sobre mi vida, el me estudio meticulosamente cuando llegue aquí. Siento que soy la que más curiosidad le produce por mis numerosos traumas y fobias.

—Voy mejorando creo.—suspiro—¿hoy me va hacer alguna prueba?

—No, no te preocupes, solo quería charlar sobre tu diagnóstico. Pero ya puedes retirarte, tus compañeros te esperan fuera.

La puerta se abre y salgo de la habitación 5. Veo a Zeus y a Amber esperándome. Amber luce preocupada y cuando me ve se dirige rápidamente hacia mí.

—¿Te encuentras bien Rubí? ¿Te ha hecho algo el tarado este?—me examina con la mirada.

—No, estoy bien, no te preocupes.

Ella deja salir un suspiro largo y relaja su postura.

—¿Y ustedes están bien?—les pregunto a los dos.

—Sí, pero ahora mismo me muero de hambre.—dice Amber.

—Si, vamos ya a la habitación.

Los tres nos dirigimos a la habitación y vemos como se abre la puerta dejando ver a Venus y Oliver sentados en la cama besándose.

Los tres nos quedamos paralizados al ver esa imagen e inmediatamente mi vista se dirige a Amber. Ella está igual de impresionada que nosotros, pero algo me dice que esto le va afectar.

Venus se da cuenta que estamos observándolos y se separa de Oliver, dejando ver como sus mejillas se enrojecen y a la vez veo como Amber aprieta su mandíbula.

Esto se va a poner interesante.

Me and my demons.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora