Capítulo 8. La cena.

348 24 5
                                    

Desperté sobresaltada con el irritante sonido de mi alarma y me fui a duchar para luego lavarme los dientes y vestirme. Entonces recordé la “misión” que tuvo que hacer el día anterior Connor, por lo que salí corriendo de mi habitación y entré a la de invitados sin molestarme en llamar. Adeline gritó y se tapó con las sábanas en cambio, Connor se me quedó mirando sin emoción alguna aún solo llevando sus calzoncillos. Madre, no sabía que estaba tan musculado. Me di la vuelta y miré al pasillo.

-¡Lo siento! –Exclamé. –Venía a hablar con Connor.

-Entonces salgamos. –Dijo Connor cogiéndome de la mano y llevándome fuera. Cerró la puerta detrás de él y yo tuve que hacer grandes esfuerzos por no mirar sus abdominales. -¿Qué ocurre?

-Quería preguntarte cómo te fue ayer con tu “misión”. –Le expliqué con una sonrisa.

-Ah, eso. –Dijo pensativo apoyándose en la puerta. Miró detrás de mí. –Buenos días Rachel.

-Buenos días, cielo. –Saludó mi madre sin pararse a mirarlo. Seguramente si lo hubiera visto me hubiera gritado que me alejara de él y que lo dejara cambiar tranquilo.

-¿Me vas a contestar?

-Ah, sí, bueno, volví andando, lógicamente.

-¿Lógicamente?

-Claro, tuve que devolver la moto y luego no tenía nadie que me pudiera devolver  a casa.

-Vaya, lo siento…

-No te preocupes.

Entonces recordé su beso en la mejilla.

-Por cierto, ¿por qué besaste mi mejilla? –Dije con una media sonrisa.

-¿Está prohibido?

-Claro que no, pero me sorprendió.

Él sonrió y me besó la mejilla de nuevo. Le devolví la sonrisa y le mandé entrar para acabar de cambiarse. Sin rechistar, entró de nuevo y poco después Adeline y él salieron para encontrarse conmigo en la cocina para desayunar algo. Como siempre, yo me comí una galleta rellena de chocolate. Los tres juntos salimos de casa escuchando como Adeline nos contaba sobre su conversación tan “divertida” con Chelsey y lo “simpática” que había sido con ella. Yo prefería no escucharla. Me fijé que Connor me miraba constantemente como si pudiera leer mis pensamientos y me sonreía. Yo le devolvía el gesto un poco insegura. Llegamos al instituto y Connor se despidió de mi con un beso en la mejilla para irse a su clase. No pude evitar reírme cuando vi que Sarah lo saludaba a lo lejos y él ponía los ojos en blanco.

-¡Alice! –Me llamó alguien cuando abrí mi taquilla del pasillo para sacar los libros de literatura.

Con los libros en los brazos, cerré la taquilla y me encontré con el rostro de Jack. Fruncí el ceño y me percaté de que hacía mala cara.

-¿Estás bien?

-Sí, solo que ayer bebí demasiado, pero ese no es el tema…

-¿Me llevaste a casa bebido? –Pregunté sobresaltándome.

-¡No! –Exclamó moviendo las manos delante de mí frenéticamente. –No seas estúpida. Luego volví a la fiesta.

¿Ali? ¿Desde cuándo me llama él Ali?

Ah… -Murmuré. Luego fijé mis ojos en los de él esperando una explicación. -¿Y qué ocurre?

-¿Sigues enfadada conmigo por lo que te dije? –Preguntó un poco inseguro.

-¿Qué me dijiste? –Alcé una ceja.

-Lo de que das pena.

-Ni me acordaba ya. –Me carcajeé. –No, no estoy enfadada.

AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora