Y aunque mis textos siempre se referían a su hermosa sonrisa, nunca pude ver que con mis palabras le causara algo de alegría, sin embargo mis textos no acabaron, ya no era por su sonrisa por lo que yo escribía, ahora escribía por su ser que me cautivó, se convirtió en mi inspiración, pero ella, ella jamás lo notó.

- Sebastián Marín.

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