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¡A las dos personitas que descubran una de las dos referencias en este capítulo, se ganarán un one-shot de la pareja que gusten!

*Yuzuru Hanyū*

Después de encontrarme con mis amigos en el hall del hotel, nos dirigimos hacia la discoteca. La fila era increíblemente larga, tal vez por apertura.

Noté como el ruso se adelanta y hablaba algo con el vigilante del lugar. Se veía bastante temible, fue una suerte que nos haya dejado pasar.

Escuchó la suave y dulce risa de la japonesa -llena de picardía, inmediatamente se me vino a la mente lo coqueto que es Misha, pero claro, cada que estamos con él, no ha podido dejar de halagar a la reportera, o chicas bonitas del lugar.

Solo me limité a sonreír tímidamente mientras era empujado por Sora para entrar.

El lugar está tan lleno de personas, ruido y alcohol tal y cómo lo esperaba. Si no fuese por que la pelirroja me estiró hasta la pista de baile ni siquiera notarian que estaba ahí, sólo me iría a sentar en algún sofá retirado, tomaría tan solo un poco de ron, y comenzaría a pensar en mí triste vacío existencial hasta quedarme completamente dormido debajo de la mesa. Ah, patético.

«Sora, yo no bailo».

Dije quedándome estático en la pista, mientras todos a mi alrededor bailaban al ritmo de la música. Fue hasta entonces cuándo sonó una de las canciones favoritas de Sora, si, de una banda británica de rock alternativo. Demonios, no podía defraudar a la muchacha.

Comencé por seguirle el paso, intentando copiarle todos sus movimientos. Ahí estaba yo, bailando con la chica más hermosa de la pista, pero me sentía miserable, porque a menos de veinte metros de mi, estaba el causante de mis emociones inexplicables. ¿Como podía estar ahí, bailando ebrio, sonriendo como idiota y verse tan perfecto?

Chico, me tienes tan indefenso.

Sorita y yo dejamos la pista para finalmente ir a la barra, ella hablaba con el bartender mientras esté le mostraba desde bebidas sin alcohol, hasta otras más embriagantes.

Sentía como el olor del licor entraba por mis fosas nasales llenando hasta mis pulmones, podía sentirme mareado de tan sólo pensarlo.

Nos reunimos con Misha luego de que le entregaran la bebida a Sora, al parecer el rubio se la estaba pasando bien. El olor a alcohol emanaba en todo el lugar, sentía que en cualquier momento podría vomitar gracias a las náuseas que ahora sentía por el maldito olor.

«El es Yuzuru Hanyū».

Escuché mi nombre salir de los labios del ruso, volteó mi cabeza ligeramente tratando de mostrar alguna señal de vida, yo estaba tan quieto mirando atentamente como todos a mi alrededor se divertían.

Tal vez sólo quería presentarme con sus nuevos amigos, ni siquiera estaba metido en la plática, no me interesaba, estaba ahí, pero no estaba. Además, la música sonaba demasiado fuerte como para siquiera dejarme escuchar. Las chicas voltean, y joder, nunca había tenido tanta atención en mi vida fuera de la pista de patinaje. Sólo me limito a sonreír tímidamente gracias a los nervios. De igual forma sólo me miraron no menos de cuatro segundos y después se voltearon. No soy tan interesante después de todo.

La conversación se resumía entre risas y chistes sin sentido. Me levanté de dónde estaba y caminé hasta llegar a la barra. La señorita me atendió sirviendome un Vodka, me preguntó si era la primera vez que lo consumía, a lo cual yo mentí, maldito error.

Comencé a intercambiar  y compartir algunas cuántas palabras no de mucha importancia pero claro no irrelevantes; o al menos así era mi punto de vista en aquella ocasión. Irene era verdaderamente muy linda.

Finalmente me despedí de ella volviendo a donde los demás con botella en mano.
Mis piernas temblaban y casi no podía mantenerme de pie. 96 % de alcohol en mi cuerpo me estaba afectando.

«Micha, Micha, Mi, Micha».

Hablé ebrio seguido de un «Pon el cuerpo y yo pongo las ganas» y unas cuentas más frases sin sentido.

Era todo un desastre. ¿Dónde quedó aquél adulto responsable que no necesita alcohol para divertirse? Ahora solo parecía un maldito psicópata depresivo adicto al crack mirando fijamente como Misha aún se despide de su nuevo amigo.

Mis piernas temblaban y siento como mi cabeza da vueltas por el alcohol.  Llegamos al hotel y nos despedimos de Sora en el living. Misha me ayudó a llegar hasta nuestra habitación.

Finalmente y una vez dentro de la habitación el mayor me sentó en la cama. Ninguno de los dos hablaba, ninguno de los dos dice palabra alguna. Yo tratando de luchar contra el calor que siente mi cuerpo, mientras que Misha solo deja salir una sonora risita rompiendo así el silencio para comenzar a hablar de lo increíble que se la paso hoy.

La cantidad de alcohol que ahora hay en mi organismo es suficiente como para no dejarme pensar con claridad. 

«A-aishite iru».

Lo dije, finalmente lo dije. Misha paro de golpe su hablar, mirándome tan desconcertadamente. No le estaba poniendo atención después de todo. Misha, Sora y yo estamos acostumbrdos a hablar en inglés, ya que los tres tenemos diferente nacionalidad. Quiero pensar que el ruso sabe lo básico y me entendió. Lo dije tan torpemente, he inclusive puedo sentir como mis mejillas comienzan a calentarse.

Patinando alto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora