Al verla la tome del cuello haciendo presión contra este mismo.
- ¿Quién carajo eres? - Sonreí mientras disfrutaba del daño que le provocaba.
- ¿Eso es todo? - Sus ojos pasaron de ser marrón a tornarse completamente negros. Y una gran incomodidad en mí molestaba, estaba quedandome sin oxígeno. - Creí que realmente me darías batalla.
Caí de rodillas al suelo y ella se detuvo. Tome un gran respiro apoyando mis manos en el suelo.
- Estaba desprevenido, además los demonios tienen ventaja. -
- No soy precisamente un demonio, Malachai. - Sonrió de lado.
- ¿Y quién eres? -
- Mi nombre es Beverly Russell. Mi padre es Lucifer, quien quiere a tu pequeñita amiga. Y bueno mi mamá es una especie distinta. -
- ¿Amiga? - eleve una ceja.
- La estúpida Collins. -
- Bueno, ese no es mi asunto. - Camine en dirección opuesta y en segundo ella apareció frente a mí.
- ¿Crees que soy estúpida?
He visto la paliza que te dio y como rompió tu pobre corazón. -- ¿Y? - la aparte y seguí caminando.
Tomó rama del suelo y la enterró en mi espalda. Al sacarla me dio la vuelta tirandome al suelo y colocándose sobre mí.
- ¿Acaso no quieres vengarte?
Annette es un demonio y lastimar es lo que le gusta. Ella es la causa de tus desgracia. Ya nadie te toma en cuenta, dejaste de ser malo por ella, la esperaste por 7 años, ¿para qué? para que sólo llegará y destrozara aún más tu vida.
Pues vengarte por todo lo que ella te hizo, Kai. -En el fondo tenía razón, cambié por alguien que jamás pude tener. Ya era hora de volver a ser aquel hombre. - ¿Te han dicho que hablas demasiado? - Sonreí y la tome de la cintura presionandola contra mí mientras la besaba.
- No, nadie es tan estúpido como tú para decirme algo que lo lleve a su muerte. - Susurro al morder mi labio y jala de este con fuerza. Que provocó que gruñera y mi cuerpo comenzará a calentarse.
- Es más divertido si te provocó. - La giré quedando sobre ella. - Y por lo visto me necesitas ¿no? - apreté su cuello con fuerza.
- No te sientas tan importante, porque en el momento en el que me hagas enfadar, te enviaré al infierno. - Susurro sobre mis labios mientras me miraba a los ojos.
- De ahí vengo, preciosa. - La besé mientras mis manos recorrían sus piernas hasta tocar una zona sensible lo cual provocó que liberará un gemido.
- Que idiota. - Susurro colocándose sobre mí mientras se despojaba de mi ropa y besaba mi abdomen bajando lentamente.
Se inco entre mis piernas y con sus manos comencé acariciar de arriba abajo lentamente mi miembro el cual por instinto propio comenzo a ponerse duro y por un segundo pude imaginar a mi pequeña Kristen lo cual ocasionó una gran erección en mí.
!Qué mierda!
Esa maldita escuincla no puede seguir teniendo tanto control en mí, gruñi y jale a Beverly tomándola de las caderas mientras la colocaba sobre mí y en sólo movimiento la penetraba.