| Capítulo 3: Secretos. |

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   A unos cuántos kilómetros lejos del reino, en una zona árida y en la que yace muy poca vida tanto animal como vegetal, se encuentra el grupo de jóvenes, pero con la excepción de Winona. Aldair y Dark Light aparecen sobre un área plana, ambos con armas en mano: Aldair con una espada corta con mango de oro; la reina con su fiel espada larga y curva. Ambos lucen cansados, parece llevan entrenando por un buen tiempo.

— Está bien por hoy... — Habla Dark Light jadeando. — Lo hiciste bien, Aldair. Haz aprendido bastante. — Sonríe.

— Gracias. — Le devuelve la sonrisa al tiempo que guarda su espada dentro de un estuche que le cuelga a un lado.

Ambos se dirigen después a donde el resto, quienes sentadas les observaban pelear a unos pocos metros de distancia.

— Han pasados pocas semanas y ya veo una gran diferencia en ti, Aldair. — La voz gruesa de Thora se deja oír, hablando con mucha seguridad. — Esperamos que haya más cambios positivos venir de ti.

— Muchas gracias, Thora. — Contesta el joven con un ligero sonrojo. Aún le es un poco difícil adaptarse a la vida en el reino siendo el único varón, pero intenta no hacerlo notar y ser una molestia para las chicas.

— Bien, ¿quién sigue? — Pregunta Dark Light agarrando un paño semi húmedo con el que se limpia el sudor del rostro. — Tenemos aún muchas horas antes de que oscurezca, hay que aprovecharlo.

— ¡Oh, oh! ¡Seremos Thora y yo! — Contesta Emma entusiasta mientras se pone de pie y dirige su mirar hacia la morena. — ¡Vamos, hace mucho que no entrenamos juntas! — La peliazul toma un arco y flechas que yacía en el suelo justo a un lado de donde se encontraba sentada y, con paso apresurado, se encamina a la zona plana para luego voltear hacia Thora, esperándole.

La pelirroja toma un largo suspiro cuando se pone de pie y saca una daga afilada de una funda que lleva la chica amarrada en una de sus piernas. Dark Light no hace más que sonreír, le da gusto que tomen su tiempo para disfrutar de los entrenamientos. Emma es siempre la que espera con ansias esos días, es como si fuera una pasión de ella el pelear, y Emma no es nada mala en ello. Su dedicación a los entrenamientos le brinda confort a la reina.

— ¿Y? ¿Tú con quién irás? — Pregunta Dark Light con cierto tono desafiante y burlón dirigido hacia Anastasia. — ¿O no tienes ganas de entrenar hoy? — La mujer de cabellos blancuzcos de sienta a un lado de ella sin retirar la mirada de la ojos carmín.

— Tal vez con Aldair una vez que aquellas terminen... — Contesta Anastasia seriamente casi susurrando y sin mirarle a los ojos. A su vez, tiene la mirada en su regazo, arreglando algunas hierbas que se usan como especias en pequeños sacos de tela. — La vez pasada fui contra ti. Nunca he ido contra Winona... Sería interesante.

— A ella no le gusta pelear, por eso es que nunca viene. — Continúa Dark Light. — Pero lo compensa con sus grandes habilidades de curandera y es muy buena también mezclando menjurjes de todo tipo. Ella es más cerebro que cualquiera de nosotros, es muy hábil en esas cosas.

— ... Sí.

El tono de Anastasia no le trae buenas vibras a la ojos bi color, sin embargo no quiere insistirle... La ojos carmín puede llegar a ser una bomba de tiempo con respecto a sus emociones y lo que piensa. Cuando está en situaciones como la de ahora, Dark Light sabe que debe ser cuidadosa de no apretar un botón equivocado, así que queda callada y observa con detenimiento cada ataque que Thora y Emma se dirigen en contra de la otra mientras practican.

Emma es muy buena con ataques físicos. Con una daga larga—que siempre carga en su espalda a la altura de la cadera—, puede proporcionar un daño severo a cualquiera que no esté atento a sus movimientos.

Por su parte, Thora es excepcional con magia negra. Su ojo derecho es muestra de una maldición que la pelirroja carga consigo. Aunque siempre lleva también su propia arma, ésta sólo la usa para ataques de cerca, su especialidad son los ataques a distancia usando su magia.

Han transcurrido cuatro horas desde entonces, el sol comienza a ponerse a lo lejos. Es hora de volver.

Todos están exhaustos, mientras recogen sus cosas pueden sentir cómo sus músculos les punza de lo arduo que fue el entrenamiento este día.

Mientras el resto de los muchachos avanzan en dirección al camino que tomaron en la mañana para poder regresar al castillo, Dark Light termina de acomodar su bolso de tela en el cual llevaba agua, toallas y algo de comida, para así poder alcanzar el paso de sus compañeros. Una vez que coloca su bolso sobre su espalda, la reina toma camino, pero es detenida de inmediato al ver que queda un morral de piel casi escondido detrás de una roca.

— ¡Aldair! ¡Olvidaste algo! — Grita Dark Light al reconocer a quién le pertenece.

El castaño, al escuchar aquello, se regresa rápidamente para recuperarlo. La ojos bicolor toma el morral para entregárselo al ojos miel, mas nota que algo cae de éste... Al acercarse más, el muchacho nota el objeto caído. Su rostro se vuelve pálido, siente como si su pecho fuera apretado por una fuerza descomunal. Dark Light se agacha y toma lo que parece ser un pequeño cuadernillo el cuál está completamente lleno de un lenguaje que ella a penas y logra reconocer algunos símbolos. Antes de poder leer más de las palabras que en él yacen escritas, Aldair lo toma de un arrebato, nerviosismo reflejado en todo su rostro. Mas, sin previo aviso, Dark Light sujeta velozmente su brazo antes de que el muchacho pueda guardar el cuadernillo y retirarse.

— Déjame ver. — Dice la reina con un tono bastante serio, el cuál trae escalofríos sobre la espalda del chico.

— N-no... — Aldair le voltea a ver a los ojos, la expresión fría y desafiante de Dark Light le hace sentir aún más nervioso. Sin embargo, no deja de forcejear para tratar de soltarse de su fuerte agarre. — No es nada. Lo juro...

— No me mientas, Aldair. — Continua la reina, forzando su hablar mientras hace aún más fuerte su apretar sobre el brazo del ojos miel.

En un santiamén, con su otra mano la mujer toma la camisa de Aldair para jalonearla, sólo para revelar un collar de oro adornado con un cristal oscuro en el medio. La fémina queda sorprendida por lo que ve, mientras que Aldair siente su corazón latir a mil por hora y su sangre írsele hasta los pies...

— ¡¿Qué tanto están haciendo allá?! ¡Vamos a casa! — De pronto, el llamar de Emma es lo que interrumpe la tensa escena entre ellos. — ¡Tenemos hambre!

Ambos muchachos se quedan así por unos segundos más, Dark Light dando a entender con su mirada que no tiene intenciones de andar con juegos, y lo expresa en todo su rostro, ésto le inquieta bastante al castaño. Pero antes de que el joven pueda decir algo para defenderse, la reina le deja ir desviando su mirada pero aún cargando esa expresión seria para luego pasarle por un lado lentamente yendo en dirección al resto de las chicas.

— Hablaremos de esto después. — Dice susurrando en un tono casi hostil antes de acelerar su paso y poder quedar al par con las demás.

Aldair queda inmóvil. Su cuerpo le tiembla ligeramente, su mente la siente perseguir miles de preguntas que le alarman. Su rostro cubierto de sudor, y no precisamente por el arduo entrenamiento de antes...
El muchacho, aún con el nudo en la garganta que la siente casi asfixiante, toma su bolso y coloca dentro el cuadernillo sin hesitar para luego cerrarlo bien y colgárselo sobre un hombro en forma diagonal, acomoda su ropa para tapar el collar, como escondiendo algo precioso. Aldair ahora da media vuelta y toma camino de vuelta al castillo en compañía de las chicas, sin embargo, no tiene deseos de alzar la mirada. Tiene miedo de verle los ojos a Dark Light de nuevo...

Ha anochecido. Mientras la poca luz natural se va desvaneciendo de los cielos, el grupo de jóvenes llega a la parte frontal del castillo y se disponen a descansar alrededor de una hoguera que lentamente comienza a encenderse gracias al trabajo de Thora quien, con ayuda de su magia, hace nacer pequeñas llamas sobre unos trozos de madera que de a poco comienzan a arder y calentar su alrededor.

Dark Light, por su parte, se queda algo separada del resto, observándolos cómo se relajan sentados y disfrutando del calor que el fuego les brinda. Sin embargo, hay algo que debe hacer antes de que los muchachos se dispongan a merendar.

— ¿Me pueden prestar su atención, por favor? — Dice la reina monótonamente pero con voz oíble ante los demás, éstos le voltean a ver de inmediato. — Antes de que se pongan más cómodos para cenar, necesito hablar con ustedes de algo importante. — El resto se queda extrañado ante sus palabras, a excepción de Aldair quien siente su corazón írsele al suelo. — Aldair... — Llama al chico con un tono ligeramente más tosco, que le hace temblar al ojos miel y haciéndole pensar lo peor... — ¿Crees que podrás hacerte cargo de cocinar la cena esta vez? Necesito hablar con las chicas a solas.

Al decir aquello, Aldair no puede evitar inmiscuirse entre mil pensamientos que le trae cierta agitación negativa en sus entrañas. Pero no puede negarse, hay algo que le impide hacerlo, así que sólo asiente despacio con la cabeza sin dejar salir ni una palabra.

— Bien, te lo agradezco. — Continúa la de ojos bi color para después dirigirse hacia la hoguera, tomar un trozo de madera que a penas comenzaba a arder y levantarlo a un lado suyo. — Por favor síganme a la sala de reuniones, niñas. — Luego de lo dicho, Dark Light se encamina dentro del castillo con la antorcha improvisada en mano que usa para iluminarle el camino.

Anastasia es la primera en seguirle sin pensarlo dos veces. Luego va Emma y enseguida Thora, quedándose el joven Aldair solo frente a la hoguera, preocupado...

Todas las chicas se encuentran ahora dentro de la sala de reuniones, las antorchas de metal que se encuentran sujetas a lo largo de las paredes son lo que iluminan el lugar. En el centro de dicha habitación hay una mesa grande rectangular, en la cuál la reina se sienta en uno de los lados angostos mientras que el resto se sienta a los costados de dicha mesa. Todas miran a la reina por unos breves segundos en silencio antes de que ella decida comenzar a hablar.

— Gracias por venir. — Dice la reina para después soltar un ligero suspiro al tiempo que cierra los ojos y agacha un poco la cabeza. — Es algo que ustedes ya han hecho antes, pero que me gustaría lo hablaran bien con Aldair, siendo que él será nuevo en esto. — Dark Light alza de nuevo la mirada y da mostrar cierta determinación en sus ojos. — La siguiente ceremonia... Me gustaría que fuese la siguiente semana. Yo sé que es algo apresurado tener todo listo en tan poco tiempo, pero es necesario...

El resto queda en silencio por unos momentos, mirándose entre sí algo confundidas.

— ¿Estás segura? — Continúa Thora al inclinar su cabeza un poco llamando la atención de la de cabellos blacuzcos. — No ha pasado siquiera un año desde que se hizo el anterior... Toma algo de tiempo, Dark Light. Y te conozco, tú quieres que todo salga bien, sin excepciones.

— Lo sé, — Continúa la reina. — pero siento es tiempo de hacerlo de nuevo. Sé que ustedes podrán hacerlo sin demoras, en especial ahora que tenemos otro par de manos que les ayudará con las tareas, por eso quiero que le enseñen a Aldair de todo eso. Ver qué es lo que puede hacer, si ustedes notan que hay cierta habilidad que tiene más desarrollada úsenla a su favor para preparar todo. Confío en todas ustedes. — Dark Light sonríe enseguida hacia las demás, dando a entender con su mirar que es algo que debe de hacerse con la mayor fe posible.

Anastasia suspira pesadamente mientas soba su cabeza con su mano derecha al saber de esos planes.

— Estaremos presionados toda la semana, ¿sabes? — Menciona la ojos carmín con descontento para luego verle a los ojos. — ¿Quieres en verdad dejar algo así de delicado con un muchacho que a penas comienza entender cómo funcionan las cosas por aquí? Tal vez si tuviéramos más tiempo sí, sin duda le pediríamos ayuda. No obstante al tener sólo una semana ese niño será un estorbo.

— ¿Por qué sacas conclusiones antes de ver al chico actuar? — Cuestiona Thora un poco enojada ante las palabras secas dichas por la de cabello púrpura. — Estás tan segura de lo que dices, como si le conocieras tan bien...

— ¿Acaso te hablé a ti? — Responde Anastasia sumamente irritada por la interrupción de la pelirroja. — No me digas que tú le conoces desde antes, ¡qué alegría! — Continúa la ojos carmín con sarcasmo y haciendo ademanes con las manos para burlarse de su contraparte. — ¿Cuánto tiempo tienen de conocerse? ¿Ya conociste a sus padres?

— ¡Eso es muy inmaduro e inapropiado de tu parte, Anastasia! — Replica con enojo al levantarse de golpe de su silla sin dejar de observar a la de cabello púrpura. — ¡Sabes perfectamente que él perdió a toda su familia antes de que Dark Light lo encontrara! ¡No te burles!

Al verle rabiar, Anastasia no puede evitar levantarse también y quedar al par con la mirada de Thora. Ambas dejan lucir una mirada de repulsión que es dirigida hacia la otra. El respirar de las chicas es pesado, lleno de enojo, pero no dejan de observarse casi retándose a dar el primer golpe.

Emma sólo las observa algo horrorizada, lo ha visto antes... Sin embargo recuerda que la última vez que ocurrió las cosas no terminaron necesariamente bien. Y tiene miedo de que vuelva a pasar. Aunque le da más miedo la idea de estar las cuatro encerradas en la misma habitación, lo cuál podría implicar que ella salga lastimada en medio de la riña de aquellas dos...

Pero, antes de que alguien más se determine a hacer un movimiento en falso, Dark Light golpea la mesa con una temible fuerza transmitida por su puño derecho que hace temblar notablemente la mesa y ésto asusta a las chicas, quienes le miran de inmediato cargando intranquilidad en sus rostros.

— Es suficiente... — Expresa la reina con su mirada agachada e irradiando furia en sus palabras, un escalofrío fugaz recorre las espaldas de las demás. — Harán lo que diga y punto. Si no lo quieren hacer me da igual, es algo importante no sólo para mí sino para todos ustedes también. — La mujer de cabellos blancuzcos queda callada por breves segundos. El resto no se atreve a responderle. — Ya retírense, quiero descansar...

Las chicas quedan pasmadas por la conducta de Dark Light, es raro para ellas verla así de furiosa, prefieren no hacerle sentir peor y se retiran con cautela. La reina, por su parte, se encuentra aún sentada, mirada agachada, mas su respirar es distinto... Sin embargo ella levanta de nuevo su mirar y ve a Emma siendo la última en salir y decide detenerla.

— Emma... — Le llama a la peliazul, quien no duda ni un segundo en voltearle a ver aunque con algo de preocupación. — ¿Podrías por favor mencionarle a Winona acerca de la ceremonia, y a Aldair decirle que todo está bien? Dile que no se preocupe.

— ¿Qué? ¿Preocuparse de qué? — Pregunta la chica confundida.

— Sólo dile eso... Por favor. — El respirar de Dark Light es un poco más pesado ahora, no obstante trata de no hacerlo notar ante la paliazul para evitar preocuparla. — No cenaré con ustedes hoy, me iré directamente a dormir. — Al decir ésto último la mujer de cabellos blancuzcos le muestra una pequeña sonrisa a su contraparte para asegurar su decisión, ésto le trae un cierto confort a Emma quien siente puede irse contenta de que su reina estará bien y relajada luego de haber presenciado la riña de las otras dos féminas ahora ausentes en la habitación.

— Está bien, Dark Light. — Replica Emma sonriéndole de vuelta. — Que pases una buena noche. — Después de lo dicho, la peliazul se retira del lugar tranquilamente.

La mujer de ojos bi color la ve partir sin borrar su sonrisa... por un momento.

Luego de que Emma se ha retirado, Dark Light siente como si hubiera hecho un enorme esfuerzo para mantener la compostura. La fémina agacha de nuevo su mirar y sostiene su camisa con su mano izquierda sobre su pecho. Su respirar es agitado, un sudor frío y constante cubre su cuerpo humedeciendo lentamente su ropaje, lo cuál le incomoda bastante.

Al cabo de unos minutos que se permite descansar y calmarse, Dark Light se pone de pie y camina despacio hacia su habitación. Sin embargo, el recorrido es largo y tedioso. Cada paso sobre los escalones para subir a la tercera planta—que es a donde se dirige—lo siente más difícil y pesado que el anterior. Comienza a nublársele la vista y siente cómo su cabeza le arde como si se tratase de algún tipo de fiebre.

Una vez llegando a la puerta de su habitación, la chica de cabellos blancuzcos comienza a quitarse de a poco toda su ropa mientras cierra la puerta detrás de ella y camina en dirección a su cama. Su cuerpo parece se le derretirá de lo caliente que lo siente ahora, no puede concentrarse en nada sólo en el dolor que todo ésto le causa.

Ahora que se encuentra desnuda sobre su cama se le pueden apreciar mejor unas marcas que pintan sus brazos que lucen como enredaderas oscuras. La reina sostiene sus brazos fuertemente y los rasca con desesperación como queriendo arrancarse la piel. Su piel ahora es adornada horriblemente con las marcas de sus uñas, pero no deja de arañarse. Luciese como si anhelara arrancarse aquellas marcas oscuras, las cuáles las siente ahora horriblemente calientes, casi al punto de pensar que morirá del dolor.

Han pasado unos veinte minutos luego de que llegó a su habitación. Su cama ahora está empadada en sudor, el dolor comienza a cesar.

Dark Light está agotada, sus párpados inferiores ahora llevan unas pequeñas bolsas irritadas y sus ojos rojizos de tanto llorar ante tal tortura que tuvo que soportar durante todo ese tiempo. Su cuerpo ahora es pesado, sus párpados comienzan a cerrársele por su cuenta.

   Por fin puede descansar...

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