Hechizos, pócimas y brujería.

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N/A: ¡hola!♡♡♡♡♡, ¿cómo están bbs? uwu.

bien, no si reconozcan el título del capítulo, pero lo hice pensando en una canción de mago de oz que tiene ese nombre xd. no tiene nada que ver la letra con la trama, pero sencillamente la amo y tal ah.

por cierto, quería anunciar para ya dejar de dar bola que, agradezco eternamente a Cookiesthechocolove por estar ayudando en la historia, nombrándola como mi beta reader tanto como de esta y de "las peores decisiones para el mejor contador". dude, en serio te amo ah.


Capítulo 2: Hechizos, pócimas y brujería.

Se encontraba el robusto en una de las computadoras de la biblioteca, con audífonos reproduciendo música de su teléfono, una bolsa de Cheesy Poof a punto de terminar, y libros sobre hechicería y brujería. Cartman sabía que muchas de las veces que las personas usaban ese método solía fallar, pero no le importaba; buscaría cualquier forma para hacer sufrir a ese hijo de perra que le había humillado.

No sabía muchas cosas de "Kyley-B" , y claro estaba eso porque el chico no llevaba mucho tiempo en el instituto, pero gracias a la bendita internet y al muy usado facebook había podido encontrar más detalles del pelirrojo, encontrando como únicos puntos débiles que tenía un hermano menor de Canadá, una madre igual de puta y pelirroja que él, y un padre que, por lo que leía en la descripción, era abogado. Todos judíos.

Bufó, golpeando la mesa con su pluma al sentirse desesperado por no encontrar mucho sobre el chico, pues a pesar de que la información sobre su familia le sirviese de alguna forma, desgraciadamente había más seguridad en el pueblo ante la forma que se libró de los padres de Scott Ternoman saliendo libre de algún castigo; South Park podía ser un pueblo jodido, pero cuando se trataba de Eric Cartman era mejor tener precauciones. Acomodó su cabellera castaña, sacudiéndola para después negar con la cabeza en desesperación e ira al no obtener lo que quería, empezando a considerar los ridículos libros de hechizos, pócimas y brujería como una alternativa.

Escuchó el timbre anunciar que la hora libre había cesado, siguiendo el descanso de todos en el colegio. Tomó su mochila guardando sus pertenencias y apagando el servidor para colocarse el gorro de su suéter, apretando las correas de su mochila al tener que atravesar la puerta del lugar, pues apenas Kyley-B le había humillado, algunas personas comenzaron a tomarlo menos importante como antes.

Subió el volumen de la música que le brindaban sus auriculares, intentando centrarse en los solos de guitarra eléctrica y baterías para distraerse de cualquier persona curiosa que se entrometiera en su vida sólo para molestarle. Pronto su entrecejo que estaba bien marcado comenzó a relajarse, siendo compuesto por un suspiro al escuchar la voz alegre que cantaba sobre temas tristes como lo era la ruptura con sinfonías tan relajantes y al mismo tiempo alegres.

Salió al patio escolar, inhalando el rico aroma de tierra mojada que habían ocasionado las nubes grisáceas y gotas casi invisibles. Hoy no tenía ganas de estar con la presencia de alguien que no fuera él y posiblemente su yo cupido, necesitaba tranquilidad, algo de descanso de su propia obsesión y las tareas que comenzaban a abrumar. Así que eso es lo que quería otorgarse.

Pero lamentablemente lo que él quería casi nunca era cumplido.

(* * *)

El pelirrojo no hacía nada más que rodar los ojos al escuchar los comentarios absurdos de Clyde, quién abrazaba con firmeza a su novia rubia para besarle cada dos segundos.

Lo que había sido un buen descanso con personas que decían ser "populares" y capaces de aceptarle le parecía demasiado aburrido. Es decir, Kyley podría gustar de ser conocido por los estudiantes, pero si el requisito era escuchar las bromas sin gracia de Clyde, las quejas de Red sobre sus zapatos o uñas de un color que no combinase con su atuendo, y Token hablando de su mucha fortuna con el afán de presumir su descendencia de buena familia, preferiría ser un don nadie.

Observo sus alrededores aburrido, comparando los estudiantes de South Park que no hacían más que conversar entre sí sobre cualquier tema y reír mientras que cuando estudiaba en Jersey recordaba tantas peleas durante el receso. Si de algo estaba seguro, era de la mucha paciencia de todos en el instituto como para andar lidiando con sus comentarios sin guiarse a los golpes, algo que no estaba seguro de si disfrutaba por no tener consecuencias de sus actos o le aburría al no tener algo interesante en su vida.

Su mirada se centró en una parte menos pacífica de todo el lugar, alzando su ceja con una media sonrisa al notar que, al menos no todos ahí, eran tan tranquilos como aparentaban ser. Un chico de nariz aguileña, cabello hasta los hombros y camiseta verde era el único que parecía estar disfrutando de hacer sufrir a alguien más, de pie frente alguien posiblemente indefenso y que cubría su cara con ambos brazos para no ser golpeado. Broflovski sonrió, sin entender porque carajo disfrutaba tanto de ver a las personas sufrir, pero eso no importaba, porque lo hacía; le fascinaban las peleas, los escándalos y personas débiles cayendo en llanto al no tener como defenderse.

Hasta que el chico de camiseta verde le retiró los brazos al robusto obligándole a mirarle.

Una mirada bicolor fue la que borró su sonrisa, siendo el rostro de preocupación nada más y nada menos que de Eric Cartman, quién ahora tenía las mejillas más pálidas de lo normal y notorio miedo al chico de grado superior que él. Kyle no hizo más que apretar los puños, observando desde lejos la escena sin poder creer que, por primera vez en su vida, no quería ver como a alguien le golpeaban.

La poca moral que tenía comenzó a insistir en sus pensamientos, pidiendo que fuese en la defensa del menor para por lo menos alejarlo del chico de nariz aguileña y ojos rasgados. Pero era tan terco consigo mismo, tan insistente en sus decisiones e imagen que se cuestionaba si perder algo de dignidad valía la pena por un chico que ni siquiera su amigo era. Era Eric Cartman, un simple gordinflón de personalidad narcisista.

¿Dejaría que el concepto de Jersey se fuera al carajo por alguien que posiblemente le daría la espalda si necesitase su ayuda? No dejaba de apretar sus puños, haciéndolos rojos por la fuerza puesta en ellos.

Odiaba lo que estaba a punto de hacer.

El chico de Jersey ( kyman )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora