IV. Me preparo para el apocalipsis

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Había algo diferente en asistir a clases cuando no tienes la obligación de hacerlo, aunque dos conocidas no te dejaran otra opción, seguía teniendo algo de voluntad. Parecía servir de algo conocer sobre la historia de Seabrook, lo que esperé como casi el fin del mundo por algún virus que acabaría con la ciudad, resultó ser un accidente por una soda de limón.

En fin, la vida y sus ironías. Por eso los zombies tenían el cabello verde. No quise imaginarlos si hubiera sido el accidente con una malteada de fresa, así habrían congeniado mejor con la estética de Seabrook.

Debía ser la historia contada lo que me dejó absorta en la clase, siendo más fácil de comprender a lo que hubiera encontrado en algún libro gigantesco en la biblioteca. Podía imaginar todo el desastre como en una película, dejándome llevar por toda la ficción que había visto en ellas, cuando el efecto de sonido se volvió más real de lo imaginado.

Una alarma ensordeció mis oídos, iluminando el salón en una luz rojiza. Parecía el comienzo de cualquier apocalipsis, dejándome llevar por el mismo pánico que existía en uno.

¿Es un terremoto? miré a Bree en un estado peor al mío, empeorando mi nueva crisis—. ¿Un tsunami? ¿QUÉ ES?

En el asiento detrás de ella, Addison veía la alarma como si fuera luces de navidad. Su rostro tranquilo tampoco me ayudaba a encontrar calma, parecía más ajena al peligro que anunciaba la sirena de advertencia.

Es un zombie volvió a mí, olvidando levantarme y echarme a correr como el resto lo había hecho, dejando el salón vacío de no ser por nosotras tres.

Addison se levantó, firme, ofreciendo su ayuda a Bree y a mí como el dúo paniqueado. No tardó en asegurarnos que posiblemente no era algo serio, cuando salimos del salón estuve a punto de contradecirla. El caos se formaba en los pasillos, con gritos como si todos hubieran sido mordidos y fueran a cortarse la extremidad lastimada. Alcancé a ver un grupo de chicos correr, parecían ir en la caza del monstruo.

No parecía nada a la sociedad distópica que imaginé.

Me aferré a Bree mientras intentaba ignorar los gritos, casi dejándome llevar por la paranoia cuando escuché un vidrio romperse. Si acaso no me infartaba por ver al zombie salvaje, lo haría del estrés con todos volviéndose dementes.

Hay una sala segura de zombies, ¿ven? Addison señaló a lo lejos una gran puerta de metal con la señal en letras rojas. Así o más claro, pero no veía a nadie entrando.

No parece muy seguro si nadie entra hablé, apartándome del camino cuando vi a otro grupo correr.

Solo están un poco asustados giré a mi nueva amiga rubia, cuestionando su perspectiva de la realidad.

1| Como en un sueño [ZOMBIES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora