CAPIRULO 1: La muerte no es el final.

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Es 12 de Diciembre de 2013, en Herencia, un pueblo de Ciudad Real vive Mario, un chico de 16 años. Es un adolescente diferente, no es de los que están todo el día enganchado a una PlayStation, a un ordenador o a un móvil, prefiere salir al campo o estar con su perra.

Este sale todas las mañanas a darle un paseo a su amiga por la sierra de San Cristóbal, en ella se encuentran tres molinos, el segundo es el preferido de Mario y Bandi, su perra, ya que justo a los pies de este molino se encuentra una pequeña cueva donde los dos se sientan para contemplar las maravillosas vistas que la naturaleza les ofrece.

Gran parte del pueblo tiene a Mario como “el raro”, a él que no le caiga bien a todo el mundo no le preocupa, lo que más le preocupa son las amenazas que en ocasiones recibe por los “matones”, aun así, siempre se puede apoyar en sus amistades, siete personas que para el son muy importantes, aunque su personalidad es mas de estar solo, con la naturaleza y su mejor amiga.

 

13 - 12 - 2013

Son las 8:19 de la mañana, Mario se levanta para irse con Bandi a su lugar preferido. ¿Un adolescente a las 8:00 de la mañana despierto? Es diferente. Este saluda a su amiga, le rasca la tripa y le da unas palmaditas, nada más coger la correa de paseo, Bandi va directa a la puerta.

-         Bandi no te pongas loca – dijo Mario sonriente.

De nuevo se dirigen a los molinos, al segundo exactamente, o más bien a “Bella”, como Mario bautizo al molino la primera vez que lo visito.

Una vez allí Mario suelta a Bandi para que corretee un poco. Como siempre, cuando suelta a Bandi esta se vuelve loca y no para de correr y saltar, pero algo llama la atención de la gran amiga de Mario, esta sale corriendo hacia unas piedras y él la pierde de vista,  unos aullidos rompen el silencio, Mario corre hasta allí y se encuentra con uno de los peores grupos del pueblo maltratando a la pequeña Bandi.

-         ¡soltarla! – grito Mario tirando a la vez una piedra.

-         A ti, a ti te vamos a hacer caso. – contesto un miembro del grupo.

-         Pegarme a mí y a ella la dejáis. – convencido contesto Mario.

Todo el grupo se miraba, al parecer les parecía buena idea. A la vez, Mario pensaba que eran monstros sin corazón y que no tenían otra cosa mejor que hacer. Entre un silencio y pensamientos dudosos el primer empujón tiro a Mario, por suerte, Elena, una amiga de Mario llego en ese momento, y gracias a Dios todo se quedó en un susto con pequeños moratones.

Nada más dejar de recibir golpes Mario se levantó para abrazar a Bandi y darse cuenta de que estaba bien.

-         Gracias. – dijo Mario sin soltar a su gran amiga.

-         No tienes que dar las gracias, pero a otra vez subes solo aquí. –contesto Elena enojada.

-         Sabes como soy. – exclamo Mario.

-         Elena - Anda, vamos que os acompaño hasta tu casa.

Mario y Bandi se fueron para su casa acompañados por Elena. Una vez allí Mario le dio las gracias por segunda vez. Todo ha quedado en un susto, o eso parecía.

Te Toca Pedir PerdónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora