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Suspiró de momento. Estaba acostada sobre la camilla del hospital, llena de cables por aquí y por allá. Tenía cicatrices por todos lados, algunas aún abiertas. Si se movía, temía que alguna se abriera y chillara de dolor. No podía hacerlo, estaba inmovilizada de pies a cabeza. Lo único que se libraba, la cabeza, que la movía parar mirar por la ventana, o la televisión.
-Hey, muñeca. Ya llegué - dijo una voz en la puerta. Era Tony, su compañero. Iron Man mejor dicho.
-Hola, Stark - sonreía ella, la voz ronca.
-¿Cómo sigues? Te traje flores, mira - sonreía, dejando un ramo de rosas sobre la silla a su lado.
-Bueno, al menos puedo hablar - contestó, dirigiendo sus tristes ojos al mayor.
-Bucky vino antes. ¿Se llamaba así? El amigo de Rogers, ya sabes. Pelo largo, brazo de chatarra - ella no pudo contener una pequeña risa.
-Sí, es Bucky. ¿Qué hizo? - dijo al momento, volviendo a verle.
-Dijo que traía algo para ti - soltó, mientras le entregaba un ramo de flores rosas, sus favoritas.
-Vaya, son hermosas. Él si que trajo las favoritas - miró al mayor con expresión graciosa.
-No quería traer lo mismo que él, así que mejor - espetó.
-¿Y los demás? ¿Siguen bien?
-Natasha está mejor, sus golpes se curaron rápido. Wanda sigue algo débil, y Clint tiene que recuperarse aún. Hacemos lo posible para ponernos en marcha - contestó, ahora con la cabeza agachada.
-¿Y Steve? - dijo, su voz sonando algo más triste.
-No sabemos aún nada de él. A veces volvemos al lugar para ver si quedó sepultado bajo escombros, pero no existen rastros de que esté allí. Tal vez huyera antes - contaba tomando la mano de la chica, que contenía un sollozo en su garganta.
