Capítulo 9

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Capítulo 9: Después de la explosión ocurrida en la Fábrica de Bromas, Kevin y Nazz habían arribado a aquel sitio, encontrándose con los alrededores, los campos y la entrada cubiertas de serpientes para bromas, además de la destrucción en el techo de la instalación.

- Vamos, esos idiotas se llevarán la primera tanda de golpes. Pidió Kevin e ingresaron al oscuro complejo, donde no hallaron a los culpables, solamente más serpientes falsas de la broma que le había hecho Ed a Doble D, pero pronto encontraron una pista.

- Kevin, mira. Le señaló Nazz, quien halló un papel familiar en la oficina del piso de arriba, el cual aún tenía fresco el pegamento.

- "Polvoso, Polvoso" Los idiotas estuvieron aquí. Leyó Kevin aquel papel y sacó sus conclusiones.

- ¿Para dónde crees que se fueron?. Preguntó Nazz, apoyada en la baranda de hierro de las escaleras, pero en ese momento, ésta se desprendió, dejándola colgada en el aire, mientras que se activaba la cinta transportadora y caían las cajas repletas de elementos pesados sobre la bicicleta de Kevin.

- ¡Nazz, mi bici!. Gritó el pelirrojo, pero en vez de ir a salvar a la chica que estaba colgada, fue a sacar su preciada bicicleta del bombardeo de cajas.

- ¡Kevin, ayúdame, me voy a caer!. Le llamó Nazz desesperada.

- ¡Voy, espera!. Pidió el joven, quien comenzó a limpiar su bicicleta de cualquier mancha que pudiera dañar la pintura.

- ¡Kevin!. Gritó Nazz más desesperada, ya que estaba por caer dentro de los conductos.

El muchacho no perdió más tiempo y fue en su auxilio, subiéndose hacia las escaleras y saltando con la bicicleta.

- ¡Te tengo! Ups. [Gritó, pero en aquel momento, cayeron en el interior de los conductos, los cuales llevaban hacia los exteriores de la fábrica de bromas].

Mientras tanto, en el barrio, Johnny y Tablón, después de haber salido de su guarida, partieron con rumbo hacia la parada de autobús, donde se podía sentir una extraña incomodidad en el muchacho con una sandía en la cabeza.

- ¿Qué dices, amigo? ¿Por qué estoy tan nervioso? Bueno, es que nunca me he subido a un autobús, solo para ir a la escuela, nada más y...[Dijo el chico, hablando con Tablón, pero éste lo puso contra las cuerdas] ¡Amigo, tranquilo, ¿sí?! Está bien, tienes razón, ¡sí, estás en lo cierto, venceré mis miedos!. Juró Johnny y cuando terminó de hablar, llegó un autobús, el cual se detuvo.

Johnny subió las escaleras y pagó el viaje, para que luego el vehículo pusiera rumbo hacia el destino que ellos buscaban.

- Tablón, ¿dónde estás, amigo?. [Se preguntaba el muchacho, ya que cuando subió, éste iba con él, pero ahora ya no estaba. Así que emprendió la búsqueda, pero mientras que más se internaba en el autobús, más gente se hallaba y aumentaba su número] Ups, lo siento, Señor. Mis disculpas, Señorita. Perdón, ¿no han visto a mi amigo? Se llama Tablón, había subido conmigo pero ahora ya no está más...Señor...Señorita...¿Hola? ¡¿Dónde estás, Tablón?!. Los nervios de Johnny estallaron como una caja de fuegos artificiales a plena luz del Sol, ya que él era tímido con la gente, por lo cual cayó victima de la desesperación.

Justo en aquel momento, cuando logró salir de esa "selva" o "jungla" de gente, sintió que el conductor ponía en marcha el autobús, pero al llegar hasta el asiento, vio que aquel chófer era el mismísimo Tablón, quien tomó el control del vehículo y se cambió el cartel de destino en la parte superior, el cual decía "Venganza".

- ¡TABLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON!. Gritó Johnny, mientras que se internaban en la autopista y ponían rumbo hacia el Oeste..

A su vez, Rolf seguía en los campos, en los cuales había hallado otra pista sobre los prófugos, pero cuando se estaba dirigiendo hacia el Oeste, se topó con que Wilfred, mientras que él dormía, se había comido sus salchichas que había reservado para el viaje.

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