Sonrisa- Capítulo I

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Sia - Unstoppable.

Mis ojos se abrieron de golpe, tenia la ropa pegada al cuerpo y mi corazón latía desbocadamente.

Me senté en la cama mirando hacia los lados con paranoia.

Una pesadilla.

Con pereza me levanté y me dirigí al cuarto de baño.
Me mire en el espejo y noté mi frente perlada en sudor y unas ojeras algo violáceas que ocupaban la mitad de mis pómulos.

Volví a gruñir, como si al hacerlo todos mis problemas huirían del miedo. Entre a la ducha con suavidad permitiendo que el agua lavara mis penas y se las llevara por el desagüe.

Bajé las escaleras pensando en la pesadilla que acababa de tener; mi estómago deteniéndome a medio camino gruñendo con fuerza.

Pensé algo sencillo para comer mientras entraba en la cocina.
Miré la nevera encontrándome con una nota pegada con un imán en forma de helado encima.

"No volveré en la noche, tengo doble turno.
Sheriff Stilinski"

-Sheriff.

Murmuré mientras soltaba una risa seca.

Volví a suspirar mientras tomaba mi mochila y me montaba en mi jeep, mi preciosa roscoe, el hambre desapareciendo al instante.

Puse rumbo al instituto y al llegar aparqué recorriendo el lugar con la mirada.

La manada estaba allí, charlando animadamente.

La preciosa Lydia se hallaba con el imbécil de Jackson, el pequeño Liam estaba con Mason, Danny besaba a Ethan y Malia fruncia el ceño a cada cosa que Isaac mencionaba.

Y Allí estaba Scott mi mejor amigo, mi hermano, el alfa de éstos adolescentes hormonados.

-¡Stiles! ¡Por aquí!

Kira llamó, ella era la novia actual de Scott.

Suspirando al ver que no podía declinar la invitación me dirigí hacia ellos. Una sonrisa cubrió mi rostro actuando como una máscara escondiendo lo roto que estaba.

Más estaba bien ya me había acostumbrado.

Llegué y saludé a todos con una sonrisa amable intentando dar pie a una conversación amena.

Mi hermano de otra madre me regaló una sonrisa más sus ojos lo delataron, después de todo es verdad que los ojos son la ventana del alma. Se que aún me culpa por la muerte de Allison, su primer amor y la muerte del gemelo Aiden.

La campana sonó dando aviso al inicio de las clases. Entramos al instituto y nos dividimos para ir a nuestras materias correspondientes, Lydia se vino conmigo teníamos química con el insufrible profesor Harris, un viejo amargado que disfrutaba reprobar a sus alumnos.

Las primeras horas pasaron tan aburridas y tediosas como siempre.

El timbre sonó, gracias al cielo la hora del almuerzo había llegado. Nos encontramos todos camino a la cafetería, buscamos una mesa y nos sentamos todos juntos. La conversación no tardó en llegar, los chicos hablando de Lacrosse, de como vencieron a la escuela vecina el sábado anterior. Las chicas de la nueva película de romance y planeando una salida al centro comercial.

Punto de QuiebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora