Punto de Quiebre

Cuadros, revelaciones y visiones - Capítulo IX

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—¿Que se supone que son éstas cosas? —respondió el oficial mientras dislocaba el hombro de la criatura.

—¡Son caídos! —intervino Isaac girando hacia la derecha para luego con sus garras arrancar las dos alas de la bestia.

—¿Son qué? —gruñó entrando en su papel de sheriff Jhon— ¡Explícate muchacho!

—¡Son ángeles corrompidos!, ¡sus almas están atadas a la tierra por la eternidad!, ¡son increíblemente fuertes y sus garras son mortales!

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—¡Sheriff!, ¡acabo de recordar algo! ¡Por cada vez que matas a un caído resurgen dos!

La cara del sheriff se contrajo en una mueca de preocupación, estaban perdidos.

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—¡Jhon!

El grito desesperado de Liam fue lo último que pudo distinguir antes de caer a una abrumadora oscuridad.

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—Piedad... —rogó en un susurro roto.

—¡Ja!, no mereces piedad Kate.

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—¿Déjame ver si entiendo?, ¿un kitsune oscuro causó esto? —dijo Stiles frunciendo el ceño mientras pasaba las manos por sus jeans quitando el sudor de éstas— Y no cualquier kitsune. Estamos hablando del Nogitsune, el bastardo que poseyó mi cuerpo y asesinó a mis amigos. ¡¿Estamos hablando del maldito hijo de puta que me destrozó la vida?!

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—Viene por ti. A regresado por ti niño.

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Todo el miedo volvió,  pero su miedo no era hacia el nogitsune.

Su miedo era volver a experimentar aquella sensación, la de la sangre recorriendo sus dedos y la extraña satisfacción.

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Las criaturas así como llegaron desaparecieron, de la nada misma. Pareciese que su único objetivo era Jhon, pero, ¿por qué?

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—Ya nadie podrá salvarlo.

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—¡NO! —gritó Lydia a la vez que caía desmayada al chamuscado suelo justo como su alma en pena.

Quién diría, dime, quién diría la destrucción que se avecinaba.

...

Rusia - Ubicación desconocida.

—Señor el cuarto rojo está listo. El sujeto tres ya se encuentra preparado.

—Excelente Berck, puedes retirarte.

El mayordomo asintió a la vez que daba un paso hacia atrás para luego retirarse de la oscura oficina.

Detrás de un gran escritorio de madera caoba se encontraba un hombre de ojos verdes, éste tenia un semblante serio a la vez que masajeaba sus sienes con la yema de sus dedos callosos.