Capítulo 17: Elly.

6.5K 579 273
                                    

Jackson

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Jackson.

La luz me molesta en los ojos.

Mi mano, inconsciente, busca un cuerpo cálido a su lado, pero no encuentra más que las sábanas frías.

Me obligo a abrir los ojos y, en el momento en el que descubro que el chico de cabellos verdes se ha ido, la puerta se abre.

Creyendo que es él, me levanto y sonrío. Pero es Allen.

—¿Sigues durmiendo? ¡Te estamos esperando a ti!

¿Eh?

Aún adormilado, no llego a comprender lo que me dice. Se escucha un portazo y vuelvo a quedarme solo y confundido.

Me froto los ojos sin dejar de pensar en lo ocurrido. ¿A dónde demonios se había ido Brett?

Recorro el cuarto con la vista: ni rastros. Incluso sus cosas desaparecieron. 

La puerta vuelve a abrirse.

—Que ya va Allen...

Pero no es Allen.

Ni tampoco el chico que yo estaba esperando.

Izan me observa con timidez desde la entrada del cuarto. Se me paraliza todo al recordar que él nos vio. ¿Y si se lo ha dicho a alguien?

—¿Puedo pasar? 

Asiento sin poder pronunciar palabra.

Lo observo asustado mientras cierra la puerta detrás suyo y se sienta en el borde de la cama. Yo me levanto y empiezo a juntar mis cosas echándole un vistazo de reojo al chico. Es tan parecido a Allen que casi parece su hijo.

—Quiero que sepa que su secreto está a salvo conmigo.

¿Eh?

—¿Secreto? —pregunto. No íbamos a hablar de aquello, ¿verdad? 

—Sí, del amigo de mi hermano y usted. 

Pues si íbamos a hablar de ello...

Esquivo su mirada. ¿Por qué me hablaba tan formal? ¿Qué le enseñan a los adolescentes de este pueblo?

—No hay nada entre él y yo. 

¿Por qué mentía si claramente nos había visto en una situación bastante comprometedora? No puedes simplemente decir que no hay nada entre tú y el chico que está empotrándote contra el mueble de la cocina. 

Aunque aquel chico sea un idiota que se va a la mañana siguiente y te toca despertar solo en la cama.

—Pues yo no hago esas cosas con nadie que no sea nada.

¡¿Él hacía esas cosas?!

—Solo... no digas nada. —termino de acomodar mis cosas y me quedo observandolo.

Green.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora