Strange Lovers

Capítulo Final: El alma puesta en una pared (parte I)

   Ya era muy tarde ambos habían pasado la noche en el pub, se habían entregado al placer perdiendo la noción del tiempo y el lugar en el que se encontraban, solo se dejaban llevar por lo que en ese momento les pedía el cuerpo, pasión.

   Ya casi amanecía, Izuku abrió sus ojos y se descubrió en los brazos fuertes de su Adonis que yacía a su lado sobre una manta en el suelo del escenario junto al piano. Sonrió. Era felíz, ¿cómo había cambiado tanto su vida en una semana? Todo se dió tan rápido, el dios Aizen ha decidido sobre su corazón sin duda.

   Qué pasaría ahora, cómo se lo tomaría Shinso hace mucho que no tenía una relación sería, no sabía muy bien como decirle... ¿No iba a llegar esa noche? ¿Le habrá pasado algo? Se levantó a buscar su móvil que estaba sobre el piano, al notar en movimiento Katsuki abrió los ojos y su primera visión fue una espalda llena de constelaciones, le encantaba eso. Intento tomarlo pero justo en ese momento se ponía de pie.

   Miró el teléfono, tenía un mensaje lo abrió, era Shinso sólo decía "Ya estoy en casa." Un poco raro, sonaba un poco frío ese mensaje, por lo general sus mensajes eran más cariñosos, bueno estaría cansado por el viaje, lo vería luego en la oficina lo dejaría descansar.

   Se dió la vuelta y se encontró con la mirada y la sonrisa del cenizo. Se arrodilló y acercó a sus labios dándole un beso corto.

   - ¡Buenos días! Aún es muy temprano pero te invito a desayunar... ¿quieres?- acariciándole el pelo.

   - ¡¡Lo que quiero es a ti!! - cogiendo al pecoso de la cintura y atrayendolo hacia él. Estampado un beso que lo dejó sin aire.

   Izuku cuando pudo recuperarse de tal saludo, que lo pillo un poco por sorpresa, se volvió a incorporar estirando su mano para que el rubio también se levantará. Si alguien entrará en ese momento se encontraría con una estampa curiosa sin duda: dos tíos bien parecidos de pie frente a frente en el escenario completamente desnudos.

   - ¡Venga! Vamos a mi piso está muy cerca de aquí, te preparó un delicioso desayuno.

   - ¡Acepto tu invitación! - le contestó pensando que aún no sabía donde vivía su ángel y le daba mucha curiosidad.

   Tomaron sus cosas, guardaron lo desordenado. Izuku dejó su bici guardada y el guapo rubio el coche aparcado puesto que era una tontería ir en coche hasta allí, se fueron andando tranquilamente tomados de la mano y charlando de todo un poco, a simple vista eran una pareja un tanto "llamativa", un tío muy masculino de cuerpo ancho rostro rudo, con ropas formales aunque llevará la americana en las manos y las mangas de la camisa aremangadas, con un muchacho (puesto que parecía mucho más jóven de lo que realmente era) con aspecto andrógino de dulce rostro, un muñequito, vestido muy informal: vaqueros rotos, mochila al hombro. Sin duda nadie los emparejaría a la primera.

   Habían llegado, era un piso muy bonito, Katsuki lo recorrió con la mirada, el apartamento era muy cálido en cuanto a sus colores y mobiliario. Era más bien minimalista, pero tenía muchos detalles que no estaban ahí por azar, daban la sensación de ser recuerdos.

   - Pasa, siéntete libre de hacer lo que quieras. Voy a darme una ducha y comenzaré a preparar el desayuno, ¿si? Luego, si te apetece, puedes ducharme también.- dirigiéndose al cuarto de baño.

   - Y si nos duchamos juntos y ahorramos tiempo- ya encaminandose detrás del peliverde, quitándose la ropa a la vez que avanzaba.

   Y bueno una cosa llevó a la otra y el desayuno se demoró más de lo previsto en ser preparado. Cuando salieron de la habitación ambos vestían yukatas, aunque el que llevaba Katsuki era un poco más apagado en colores, ya que a Izuku le encantaban los que fueran coloridos y un tanto más "femeninos". El cenizo empezó a darse cuenta que era una prenda fetiche de su ángel y le sentaban fenomenal, era muy erótica su forma de llevarlo, casi siempre dejaba un hombro descubierto era como una invitación.

   Se sentía muy a gusto allí, mientras Izuku ultimaba los detalles del desayuno, el se había acercado a una pared donde había numerosas fotos puestas de forma intencionadamente desordenada con chinchetas de colores, algunas eran del peliverde con la que obviamente era su madre por del parecido físico, otras eran con un grupo de chicos todos con instrumentos musicales, había fotos de paisajes diferentes con fechas apuntadas al parecer eran de viajes y otras eran de Japón; había una que le gustó mucho y era una de Izuku vestido tradicional en lo que se notaba era un Hanami, tenía una sonrisa la mas bella que había visto jamás, una expresión de felicidad. También había muchas fotos en las que aparecían algunas personas que ya conocía: con los empleados del pub, y muchas con el pelimorado (que asco le tenía!) Se notaba que eran de diferentes épocas en algunas se los veía muy diferentes casi adolescentes con carpetas e Izuku llevaba la funda de la guitarra al hombro, otras se los veía muy contentos abrazados en lo que parecía una fiesta y muchas tipo selfie con una Polaroid en diferentes sitios: playas, bares, montañas, en una casa y en lo que reconocia como el apartamento de Izuku. Ese bastardo está muy cerca de su ángel.

   - ¿Te sientas o vas a seguir mirando fotos?- le preguntó divertido al cenizo- Llevas un buen rato ahí, ¿te gustan?

   - ¡Sí que me gustan! Es como tu alma expuesta... ¿Me la regalas?- dijo tomando y enseñándole la foto del Hanami entre sus dedos.

   - A mí me encanta esa pared tiene todo lo que me importa... bueno casi- se levantó se acercó acercó un armario y sacó algo del cajón mientras Katsuki lo miraba intrigado de pie junto a la pared.

   ¡La Polaroid! Se acercó al cenizo lo abrazó del cuello pero su cara a la de él y click. Tomó un selfie de ambos, espero que la foto estuviera lista y con una chicheta la pego a la pared justo en medio.

- ¡¡Ahora si!! ¡Tiene todo lo que me importa!- y le dió un beso en el cuello- La primera de muchas.

"Este es nuestro momento de huir,
es nuestro tiempo, no tenemos que quedarnos aquí
Porque todas las cosas que nunca supe que quería
están aquí contigo.
Este es nuestro tiempo, olvidar el pasado.
Es nuestro tiempo, podemos hacer que dure
Porque todas las cosas que nunca supe que quería
están aquí contigo."
Secondhand Serenade.

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Imágenes :: créditos al autor.