Capitulo 7- Pijamada, desastres y un halcón.

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Cuando entramos en la mansión sentimos un rico aroma en el que se destacaba carne al jugo y otras delicias, ambos estómagos crujieron y nos miramos para luego soltar una carcajada. Ninguno de los dos había podido comer algo durante la tarde aparte del asqueroso café de la agencia que es más como ácido puro. Caminamos hacia el comedor y nos encontramos con algo medio raro. La comida estaba en un extremo de la gran mesa y otro resto estaba en la alfombra, había lechuga y comida por todas partes, copas de vino derramas y quizás que otras cosas más, pero no, lo raro no era eso.

Era ropa que estaba tirada por todas partes, cosas así como poleras, un brasier y agh quizás hasta encontraría condones. Dios la cara de Damon es guau. No puedo evitar soltar una carcajada, Damon me mira con disgusto y oh ¿qué es eso? vergüenza.

-Vamos D-lo codeo- son jóvenes, están en la misma universidad, por lo visto están bebidos y, ya sabes curado no vale- le digo para calmar un poco su conciencia.

Realmente no se en que coños estaba pensando Andrea al beber y acostarse con David. Pero no la voy regañar, ellos son adultos y sabrán lo que hacen.

- Pues me da lo mismo lo que hagan o dejen de hacer- dice D- es sólo que ya no son unos adolescentes que no puedan aguantar a llegar a la habitación.-dice haciendo una mueca de asco- sólo imagino la que hicieron sobre la mesa en la que mañana tomaremos desayuno. Muerdo mi labio para no soltar una carcajada. Se le ve tan apenado y tan envidioso porque no es él el que lo está gozando en estos momentos.

-¿Disculpa? acabas de llamarme ¿envidioso?- dice D con cara de me estás jodiendo. Ups. Creo que solté mis pensamientos en voz alta. Pero que bocota tengo. -Claro que no- respondo sacudiendo una mano para evadir el tema- Ahora D, olvidemos estoo- digo moviendo una mano para indicar todo el comedor- y vayamos por algo de comer a la cocina, porque sin comida no funciono y si yo no funciono, nadie funciona.- digo cerrándole un ojo mientras camino hacia la cocina. Encontramos carne en el horno y algo de ensaladas en el refrigerador, nos sentamos en la isla y comemos en silencio, Damon se para y destapa un vino y sirve dos copas.

-Alto ahí amigo-digo levantando las dos manos, D me mira con una cara desconcertada como si de repente me hubieran salido cuatro ojos-No pienso acostarme contigo. Damon parece haber dado cuenta de la forma en la que lo interprete.

- No tengo intenciones de acostarme contigo niña, solo espero que compartamos tranquilamente la cena y luego podamos subir y descansar.

-Bien, me parece idiota-le cierro un ojo mientras digo lo ultimo, el solo niega con la cabeza y me acerca mi copa y seguimos comiendo.

Mientras subíamos en la escalera encontrábamos cosas como zapatos y unos jeans, Damon sin darse cuenta había pisado unas braguitas de Andrea, pensé en molestarlo y un poco mas, pero se veía agotado y bueno yo también lo estaba asi que preferí que no.

-Es aquí-dice D señalando una puerta- tiene baño propio, allí encontraras toallas limpias. Si necesitas algo, lo que sea puedes llamar por el comunicador que hay en el velador y pedir lo que desees o también puedes llamar a mi puerta.

-Gracias, aunque no es necesario.- digo- y….tu habitación ¿donde es?-pregunto por seguridad y bueno también algo de curiosidad.

-Aquí-señala la puerta de enfrente-si es que necesitas algo o que se yo, la niña tiene miedo a la oscuridad puedes venir- dice un muy juguetón Damon.

-Bien. Me lo pensare.-respondo y me giro para entrar en mi cuarto cuando estoy a punto de entrar, Damon agarra mi brazo y me gira hacia él, me pega a la pared y se acerca a mí, sigilosamente. Como un halcón cazando a su presa. Y aquí la presa, soy yo.

Milanovic BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora