Capítulo 8.

9 0 0
                                    

Luces amarillas y  naranjas bailan me sobre sobre el rostro, siento todos los músculos agarrotados como si hubiese estado en una pelea de borrachos, muevo un brazo para tapar la luz y lo siento pesado, todo me duele. Debo dejar de acostarme tan tarde todos los días. Mama dice que me pondré vieja antes de tiempo debido a eso, sin embargo, aunque me fastidie constantemente su cantaleta, debo darle un voto a favor cuando al día siguiente siento como si me hubiesen pasado una apisonadora por encima. Me muevo ligeramente y sigo durmiendo. Pero una oleada de imágenes borrosas me inundan: una chica siendo golpeada y arrastrada, vidrios puntiagudos goteando sangre, el temor de ser encontrada, correr entre calles oscuras, mi corazón palpitando ferozmente en mi pecho y el miedo carcomiendo mis sentidos, una figura robusta llevando una extraña daga brillante, terror y lágrimas.. y al final una asombrosa calma decorado con hermosos ojos diamantinos viéndome fijamente, el viento extrañamente helado pinchándome la piel y un embriagador aroma a menta y dulce. ¡Oh, Dios!

 Me siento y abro los ojos de golpe. Tardo unos segundos en asimilar en donde estoy mientras me calmo. Me encuentro sentada en una cama mullida, las sabanas violetas enredadas en mis piernas, al frente un pantalla plana mostrando comiquitas mañaneras,  a mi izquierda una ventana panorámica detrás de un pequeño escritorio de caoba con una laptop y una pila de cuadernos con pegatinas y escarcha, a mi derecha una peinadora lacada abarrotada de accesorios, y junto a este un espejo de cuerpo completo. Las paredes familiares  color lila, y mi lado  de la cama una mesita de noche con una lámpara tallada en piedra, un retrato  collage de fotos de Jessica, Ivanna, Adam, mis padres y yo. Estoy en mi habitación y todo está tal cual como lo dejé.

No entiendo. ¿Cómo llegue aquí?, salto fuera de la cama e  inspecciono mi ropa y quedo anonadada al notar que llevo puesto los pantaloncillos blancos y franela que tenia puesto la noche anterior ¿Entonces no fui? ¡Agh, Jess tendrá ganas de matarme!

— ¡Espera! Esas imágenes. . . las recuerdo perfectamente. Recuerdo el miedo al sentirme atrapada en ese callejón. No puede ser un sueño, todo fue real, todos esos sentimientos de impotencia fueron reales. ¿O solo los soñé? Pero si yo me vestí y salí ¡estoy segura! ¿Cómo un sueño puede verse y sentirse ta real? —Me respondo

Pero si no lo fuese, como se explica que estoy aquí, como si no hubiese pasado nada, como si no hubiese salido a ninguna parte. Yo le escribí a Jess para decirle que iba en camino ¡Exacto! Ahí está la prueba de que si estuve fuera y todo sucedió. Busco mi teléfono dentro de la chaqueta negra que esta ahora apoyada de silla de la peinadora. Si el teléfono está aquí, es porque no soñé que lo había metido, si lo hice.

Busco ansiosa en la bandeja de mensajes y encuentro los que le envié a Jess. ¡Ja! Si los escribí, quiere decir que si salí. . .En ese caso, ¿cómo habré llegado aquí y que le habrá pasado a esa chica?

FadedWorldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora