Capitulo 8

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-¿Joseph Jonas?-vociferé, echándome hacía atrás.

-¿Lo ves?-dijo de lo más tranquila- Tú no lo aceptas, yo sí.

-Joseph no me gusta, ¿estás loca? ¡Es el novio de Sharon!

-Deja la histeria que sabes que tengo razón.

-Demente-farfullé.

-Bueno, ¿y qué si no fuera novio de Sharon? ¿Aceptarías que te gusta?

-No.

Ella rió y su risa burlona me incomodó.

-Claro, por que si no fuera novio de Sharon, quizá no lo hubieras conocido-pensó.

-No me gusta Joseph-dije, tajante.

-Repítelo hasta que te lo creas, por que a mí no me engañas-me sonrió-. Además, ya viene siendo hora de que le llames Joe, ya le tienes el cariño suficiente para que lo hagas; quizá hasta más.

-¡Guarda silencio!

-¿Por qué? Nadie puede oírnos, sólo estamos tú y yo. Si aceptas que Joe te gusta, dejaré de molestarte.

-No-me crucé de brazos.

-Como quieras-se encogió de hombros-. A fin de cuentas para eso estoy yo.

-No sé de quién seas la otra parte, porque de mí no.

-Como digas-manoteó restándole importancia a mi comentario-. Pero ten en cuenta que yo, sí acepto que Joe me gusta y no olvides que sí soy parte de ti.

El sudor me perlaba el rostro cuando me desperté jadeante entre las sábanas. Eso sí que había sido una pesadilla. Un extraño y loco sueño, nada más. Miré el reloj, eran las ocho de la mañana. Recordé los planes que tenía con Nick y salí disparada de la cama para bañarme y vestirme.

Salí entonces a buscar a Nick pasadas de las nueve treinta, y como siempre, esa bonita sonrisa en su rostro de ángel me alegró la mañana.

-Hola-me saludó.

-Hola.

-¿Lista para irnos?

-Claro.

Enredé mi brazo al suyo y nos encaminamos a su mustang antiguo, color negro. Me abrió la puerta y luego puso el auto en marcha. El motor rugió bajó nosotros y las llantas comenzaron a rodar.

-¿Por qué ayer hablabas tan bajito? ¿Quién no querías que te oyera?-me preguntó.

Solté una delicada risita tonta, y sentí que enrojecí un poco.

-Sharon y Joe... Joseph.

-¿Por qué? Déjame adivinar, las especulaciones de Sharon-rió.

-Eemm... sí, eso.

Me miró, aunque no parecía muy convencido debido a mí vacilar a la hora de responder.

Llegamos a la plaza de San Marcos y bajamos a caminar. Saqué un par de fotografías de cada monumento mientras que la gente andaba de aquí para allá bajo el tenue y apenas visible sol de la ciudad de Venecia.

-Nick-musité, como quien no quiere la cosa.

-Dime.

-¿Te ha gustado alguna vez alguien... prohibido?-me miré los pies al caminar, entre tanto que esperaba la respuesta de Nick.

-¿Prohibido?

-Sí, alguien que no te debe de gustar-vacilé.

-Mmm...-pensó-. A los cuatro años me enamoré de mi tía-rió.

Me reí también.

-Es enserio, Nick.

-¿De quién pudiste haberte enamorado, ________? ¿De un padre?

-Enamoramiento no, Nick. Y de un padre tampoco-lo fulminé con la mirada.

-Bueno, está bien. ¿En quién te pudiste haber fijado?

-Pues...

-¿Joe?

-¿Qué?-se me bajó la sangre de la cabeza hasta los pies y sentí como si fuera a tocar el piso.

¿Cómo sabía? ¿Cómo pudo haber adivinado tan fácil? ¿Era yo tan obvia?

Manual de lo prohibido (Joe Jonas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora