Dos mundos (trollhunter)

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Ya es un nuevo día. El pequeño grupo se encuentra conversando en la entrada, tras la pequeña, pero informativa charla han logrado saber que Gonmar nunca está solo a menos que vaya a asesinar a un cazador.

Los minutos pasan y ya han comenzado a preocuparse, debería estar con ellos ideando un plan, pero ha estado mérida en su libro junto a lado del casillero.

— ¿Nos habrá traicionado? —pregunta Toby.

— Lo dudo—dice Jim—, nos dijo que Gonmar mando a alguien a vigilarla, por ello debe estar fingiendo.

—Esperemos que sea verdad—dice Claire—. No debemos bajar la guardia, aún trabaja para Gonmar.

Jim mira como una joven de cabellera rojizas se acerca, con un gesto logra hacer que Perséfone la mira. Gruñe antes de ir con ella a un lugar apartado, una vez sola la acorrala sacando una navaja y colocando en el cuello.

Sus miradas no se apartan. No deben bajar la guardia, se confío y por ello está sometida, sí que es la hija de Gonmar.

— ¿A qué has venido?

— Gonmar me mandó a vigilarte.

Con esa respuesta hace que la suelte, sonríe con superioridad. Perséfone clava la navaja en el suelo antes de llevar las manos al cabello y tirar de estos.

— ¿Qué buscan?

— Hay rumores—responde.

— ¿Y?

— Se dice que ayudas al caza troles.

Mira el suelo antes de sentarse. Diablos, son sus pensamientos, olvidó que siempre la vigila. Desde su traición en la guerra que lo desterró ha estado sobre su persona, a pesar que ese mismo cambiante la ocultara.

— ¿Es verdad?

— Son solo idioteces—murmura.

— ¿Aún crees que intentamos matarte?

No espero el puñetazo, algunos alumnos que pasaban se sorprenden. El pequeño espectáculo empezar a volverse llamativo.

Insultos, golpes e incluso amenazas de muerte alienta a los estudiantes a apostar. Jim juntos con sus amigos van a ver, al verla en esas condiciones deducen que es el espía.

— ¡No te gusta la verdad!

— ¡Sino te callas mi cara será lo último que veas!

Strickler junto a el maestro de física llega, se interponen entre ambas jóvenes quien aún intentan matarse a ojos del cambiante, para el resto solo es una disputa estúpida.

Perséfone se detiene al ver colgado un pequeño silbato. Solía pertenecer a su creadora, aquella que la trajo a la vida solo para ser una esclava.

Dispersan al reto quienes se quejan, pero al escuchar detención se alejan corriendo. No pueden hacer nada, solo esperar a que su castigo no sea la expulsión.

Ya en un lugar apartado, Strickler se sienta colocando las manos en las agendas intentando hacer que lo mire.

— Comprendo que es frustrante.

La ve apreté los labios antes de apartarlo con fuerza.

— ¡Si lo sabes!, ¡¿por qué me llamaste?!

Sabía que en algún momento explotaría, no esperaba que fuera tan pronto. Solo quería ayudar a su futuro hijo, quería alejarlo de la muerte y eso trajo que está misma viniera.