Epílogo.
Cada inicio de invierno llegaba a posar flores blancas bajo esas dos cruces improvisadas de madera. Tal vez habían sido solo segundos en que conoció a Haku, pero había impactado a gran escala en su vida. Le había hecho más fuerte con sus acciones, en algún punto había sucumbido por los cambios, por la opresión, pero el cambio y rendición la había ofrecido él... y nadie más.
Los primeros copos de nieve cayeron mientras una aguda tos salió de sus labios. Estaba demasiado débil para continuar el camino de regreso a casa, le hubiera gustado llevar a Iruka con él, o tal vez Deidara, pero nadie conocía ese lugar. Zabuza había huido con su omega al saber que sería crucificado, sin embargo, los liberales los habían matado al creer que lucharían contra ellos. Su muerte había sido un reflejo de lo podrida que estaba su jerarquía.
Haku era inocente.
Suspiró desganado por su continuo odio que ya no tenía protagonista más que él mismo. Hubiera podido dar un poco más por ellos dos, por los liberales, por los demócratas y tal vez por Gaara. Dejó que su capucha cayera revelando su rostro demacrado y cansado, se había corrido el rumor de que la Reyna de Konoha estaba muriendo.
Y era verdad.
El bosque estaba escaso de hojas, pero el pasto todavía se mantenía vivo. Sería la primera nevada del año, sonrió porque eso sólo podía significar que su esperanza para vivir estaba próxima. Avanzó unos cuantos pasos para hacer una pequeña reverencia y despedirse de las humildes tumbas.
—Deberías de estar en cama — susurró una aguda voz a su espalda con preocupación. Hace unas horas atrás había llegado al castillo buscando aquel brillo dorado, al no dar con su paradero recordó ese lugar que tanta paz le traía y siguió su sendero.
—No pensé que llegarían tan rápido, Menma...
Sí de algo podía estar orgulloso era de se hijo, aquel joven de veinte años que bajaba de su corcel blanco. Ese pequeño que había criado con sus ideales, modales y fuerza, ese niño que cada seis meses se iba a los viajes de Sasuke por mar para pagar sus "pecados". Amaba en lo que se había convertido y la vitalidad que siempre le regresaba.
—¿Sasuke?
—Debe estar buscándote por el pueblo, las noticias por tu salud no eran muy favorables 'ttebane.
—Sólo son tonte... «rías» — quiso terminar, pero sus piernas le fallaron, el chico de cabellos azabaches corrió a socorrerlo y proporcionarle un sostén para caminar, sin embargo, en cuanto lo tocó supo cual era el verdadero problema de su enfermedad.
—¡Debiste decirnos antes de partir, papá! — bramó furioso por las acciones del contrario. Estaba seguro de que no era la primera vez que actuaba tan egoísta, siempre era así cuando se trataba de sus padres.
—No lo sabía.
—¡A otro perro con tus mentiras!, ¡¿Cuándo dejaran de ser tan testarudos ustedes dos?! — rugió mientras subía al caballo al omega. Estaba en cólera, no podía creer que tuvieran que llegar hasta ese grado con tal de no afrontar sus sentimientos. Habían pasado años para que no aprendieran a perdonarse.
...
Sasuke había regresado lo más rápido que había podido al castillo cuando supo que su hijo había encontrado a su omega. No sabía si sentirse furioso o aliviado de verlo reposar sobre las camas reales. Iruka le había dicho que estaba demasiado débil para salir más allá de sus aposentos y ese idiota parecía retar de nuevo al destino con su salud.
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Destino omega
FanfictionPorque el destino en ocasiones es cruel, y la supervivencia del más fuerte es su jerarquía. Dedicado a NarukitoyMRIYU SasuNaru/Omegaverse.