Tu.. Siempre fuiste demasiado imprudente.
Hacías cosas inesesarias sin pensarlo dos veces.
Siempre arriesgandote, Preocupandome.
Como los momento en los que me metía en problemas con chicos mayores que nosotros, los cuales simplemente pasaban por aquel parque en al cual jugábamos.
Siempre te molestaban, quitandote cosas, así como tus juguetes, aquellos juguetes que los llevabas con ansias para mostrarmelos y que jugábamos con estos.
Pero los niños aprovechaban su edad, su mayoría de fuerza, para molestarte quitárselos. A pesar de que tu no lo digieras, sabia muy bien que los ignorabas y sin cambiar tu hermosa sonrisa, decías que los habías olvidado. En un intento de convencerme de que no preguntara; y eso hice.
Hasta ese momento, esa acción que no pude aguantar. Recuerdo que te enojaste conmigo por tal cosa que había hecho. Pero debería haber sido yo el que tendría que haberse enojado contigo, pero me era imposible odiarte.
Había sido el día de tu cumpleaños. El día en que yo había comprado algo para ti, tu regalo.
Lo recibiste más contento de lo normal. Aun puedo recordar la hermosa sonrisa que adornaba tu rostro, y tu ojos brillaban con intensidad al sostener el objeto entre tus manos.
El problema fue cuando el momento de regresar a casa había llegado. Pues yo no podía dirigirme hacia la tuya por varias razones, por lo tanto tu venias a verme al mismo parque.
Cuando nos separamos para dirigirnos cada uno por su lado, decidí seguirte a escondidas, ya que presentía que algo malo pasaría.
Tu caminabas distraído, son notar las presencias de los dos chicos a tu alrededor. Estos se había acercado a ti sorprendiendote y en un empujón te habías caído al suelo frío.
Como siempre, cada día, te exigían que les dieras los objetos que contenías. Inusualmente te negaste a estos, parandote e intentando alejarte de los bravucónes.
Al momento noté que furiosos fueron hacia ti. Y en una acción inesperada, yo me interpuse en su camino, logrando recibir el enojo de ellos, más unas golpisas.
Pues intentaba defenderme, pero los chicos contenían más fuerza, haciendo que mis intentos sean en vano.
Aun recuerdo que te habías girado al no escuchar más a los bravucónes, notando a lo lejos, en medio de tu camino, a mi en el suelo, siendo golpeado por ellos.
Pude escuchar tu voz pidiendo que paren, intentaste entregar el regalo el cual anteriormente querían, pero te ignoraron. Intentaste empujarlos para que pararan, pero tu fuerza no era la suficiente para hacerles daño.
De un momento a otro, los chicos se corrieron, para lograr ver quien era la persona que los molestaba mientras estaban en medio de una "leccion".
En eso tu te paraste delante mío, interponiendote en su camino, logrando aún más el enojo de estos. Recuerdo que los dos terminamos golpeados.
-- lo siento, killua. -- cabizbajo me dijiste en un susurro, el cual pude oír.
-- no fue tu culpa. -- intenté animarte, cosa que funcionó. Pero luego te enojaste y comenzaste a decirme lo tonto que fui al meterme en tus problemas. Yo no dije nada, y solo acepté resignado.
Sabía que una pelea contigo no terminaría. Después de todo, eres demasiado terco.
-- Siempre fuiste así... terco.