I. No es genial enamorarse sin ser correspondida

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La lluvia caía a grandes cantidades, la música más depresiva sonaba en mi mp3 y su sonrisa me atormentaba hasta en sueños. Digamos que no quería quererlo porque vamos, él es el chico rompecorazones, él de la dulce voz, él amigo de todos, él de las miradas cálidas y bueno yo, yo soy la chica de los libros, la antisocial, la de sonrisa torcida, la rata de laboratorio y la de cuerpo ancho.

Mientras él pensaba en el partido de fútbol, yo pensaba en el próximo examen, mientras el soñaba con llegar lejos, yo soñaba con encontrarme bella algún día. Tal como dice el libro "Las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte", somos absolutamente distintos, pero me gustaba. Me gustaba tanto que daba miedo, me gustaba tanto que era capaz de amarme un poco con tal de que él lo notara y se fijara en mí. El amor no correspondido duele, digo, no es suficiente con que uno solo ame y observe como el otro pasa por el lado sin analizar por un momento mi mirada reveladora.

La realidad es que, espero, que como llegó este sentimiento desigual, se aleje porque no creo soportarlo un segundo más, me está estrujando el alma, me está robando las sonrisas y el corazón sin pedir permiso.

Palabras de una ser humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora