IV. Me rindo

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Estamos destinados a cargar el peso de nuestros cercanos, de aquellos que han permanecido siempre a nuestro lado, a quienes hemos visto reír y llorar. Con la frente en alto levantaba cada una de sus respiraciones pero llega el momento en donde las piernas ya no pueden seguir, donde la espalda ya no resiste y en donde hay que apartar la mirada hacia uno mismo inclusive si esa persona se derrumba.

¿Qué es más egoísta; voltear la cara o cargar siempre con lo ajeno? Las palabras se las lleva el viento en oídos sordos, lo siento, ahora ya no puedo permanecer cerca. Es injusto ser destruido por meritos ajenos

Palabras de una ser humanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora