El Comienzo del Final

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Violeta entró a su habitación, lloro hasta que de sus ojos ya no caía ni una sola lágrima, las horas pasaron y sin darse cuenta se quedó dormida
En la mañana con dificultad,  abrió los ojos los cuales estaban hinchados; ella no deseaba ir a la escuela pero debía hacerlo, de todas formas la escuela era mejor que su casa, se preparó como todas las mañanas, descendió las escaleras y encontró a su madre en la cocina aún traía la bata de cama estaba sentada fumando un cigarrillo y junto a ella una taza de café al verla parecía que en ella algo se quebró. Por respeto saludo como siempre lo hacía y se despidió, en aquel momento la voz de aquella mujer se encendió y solo dijo

- Espera.. - su voz parecía quebrarse al pronunciar cada letra.

Se levantó, se acercó y abrazo a su hija, de su rostro empezaron a caer lagrimas, aquel día fue una de pocas veces que esa mujer abrazaba a su hija en aquel momento ella no paraba de pedir perdón violeta no pronunció ni una palabra, tenía el rostro serio, su madre sostuvo el rostro de su hija quien dibujaba una sonrisa sarcástica en su rostro entonces le dijo :

- Te perdono madre, deja de llorar - ninguna palabra era sincera pero deseaba irse de una vez a su segundo calvario.

Aquella mujer que traía el maquillaje y la apariencia grotesca la soltó y se despidió de su princesa.
Al llegar era lo mismo pero había algo diferente, ya eran dos semanas desde que las tres golfas no aparecían en la escuela, una a una durante esas semanas dejaron de asistir, posiblemente todas ellas cambiaron de escuela  la vida en la escuela seguía siendo tediosa,  pero sin ellas era un poco más tolerable aquel día pasaron clases de matemática aburrido como siempre, ella deseaba evadir aquella clase por lo que en lugar de prestar atención decidió dibujar en una libreta pequeña que poseía,  saco un lápiz de su estuchera y se puso a dibujar era una chica con la piel blanca como la Luna, el cabello negro como la noche y sus ojos color azul , tenía las rodillas pegadas al pecho, un vestido blanco el cual se podría confundir con su piel del lado derecho emanaban alas de Ángel y del izquierdo las alas de un demonio. Este era el personaje con el que se sentía identificada; un ser sin un lugar, un ser que no pertenecía ni al cielo ni al infierno, era un ser sin lugar que nunca debió existir, que existía por el capricho de un amor prohibido y que ahora sufría las consecuencias, en la historia que ella escribía esa chica conocía a un ser que si le aceptaba y no la juzgaba por su apariencia, aquella historia reflejaba lo que ella más queria. 
Mientras dibujaba una mano se acerco arrebatándole la libreta era el hombre de mediana edad con el cabello que pintaba algunas canas, era el maestro de matemática quien castigo a Violeta una hora después de clase para enmendar lo que había hecho, aquella fue la hora más larga.
Al terminar el castigo se dirigió a casa camino lentamente literalmente contaba cada paso que daba, llegó a un parque serca de su casa y allí se quedó sentada en el columpio recordando el día anterior, aquel día quedaría grabado por siempre en sus recuerdos, al llegar a casa estaban allí su madre, hermano y abuela esperando a Violeta, era la primera vez que su familia estaba Junta y casualmente esperándola , compartieron un pequeño pastel derrepente tocaron la puerta, su madre se dirigió a la puerta, derrepente su cuerpo cayó desvanecido, de su cuerpo un mar de sangre empezó a fluir, aquél hombre que traía la muerte en sus manos se acercó hacia la abuela de Violeta con un cuchillo ensangrentado, se lanzó sobre esperanza y clavo el cuchillo en su garganta, Violeta se encontraba alterada, derrepente el hombre con capucha se abalanzó sobre su hermano quien ponía resistencia sin ningún éxito, es más esta resistencia hizo que su muerte sea más dolorosa le clavo el cuchillo en la clavícula, luego en la mano , se arrastró intentando salvarse pero , le clavo el cuchillo por la espalda aquél hombre se acercó lentamente hacia ella  sonrió, acarició su rostro y le dijo :

- Al fin he terminado con la fuente de tú dolor pequeña.

Colocó el dedo índice sobre su gran sonrisa haciendo un gesto de silencio y se Alejo, salió de la misma forma en la que llegó .

Perdón si este capítulo es muy corto, prometo que el próximo capítulo será más largo.
Gracias por leer princesa Violeta

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