Chapter IV

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- Señor Potter - dijo una secretaria con brío viendo a Harry aparecer por la entrada.

- Buenas tardes. Se encontrara él señor Dimitri.

- ¿Tiene alguna cita?- cuestiono revisando sus papeles.

- No, vengo por un asunto importante de parte del departamento de Aurores.

- Por el momento el señor Dimitri salió de imprevisto a una reunión, si gusta puede esperarlo o regresar mas tarde.

El relajado gesto de Harry se desvaneció tomando un cariz no muy favorable. Exportando una sensación pesada a la secretaria.

- Lamentablemente tiempo es lo que carezco, necesito hablar con él ahora- una de las cosas que Harry odia era que hicieran su trabajo mas complicado. Tenia cierta baja de entereza en algunas cosas en especial cuando se trata de asuntos serios.

La secretaria se estremeció al ver la cara de molestia del Salvador ahogando un gemido de miedo.

- N-No puedo hacer algo más por usted, tendrá que esperar a que...

La mujer calló cuando miro el gesto angelical en sus ojos que sintió una pena y ternura al verlo.

- Es importante- hablo tomando la mano delicada y besarla con elegancia-. El tiene archivos que necesita mi jefe. Me dijeron que pasara por ellos ahora. Por favor bella dama.

La fémina se sonrojo siendo hipnotizada ante un hombre súper guapo como lo era Harry. Su ojos verdes formaban dos gemas de gran valor que nadie se resistiría en ver. Ella aún con la cara roja estaba en la decisión de dejarlo pasar o no.

- De acuerdo. Pero promete no tardar.

- Es un acuerdo- sonrió victorioso.

Le agradeció a la dama con otro beso en la mano, derritiendo las hormonas encantadas por su apariencia varonil. El viejo truco del pobre hombre desesperado. Uno de tantos que el azabache puso en practica y resultaba un éxito hacia las mujeres y en algunos casos, a hombres. El chico tímido que era una vergüenza para hablar con la chicas ya no existía más. Los cambios no fuero solamente físicos sino todo del antiguo Harry Potter del colegio se desvaneció completamente. Podría decirse que los años lo fueron preparando. Las filas de enamoradas no terminaron nunca porque Harry era conocido por ser un gigolo muy satisfactorio. Y para nada decepcionante. Obvio dejo de serlo para retomar su relación con la hija de los Weasley y tener una relación estable. Pero no mentiría que usa los trucos para obtener lo que quiera a cualquier costo. Además no estaba nada mal para que lo rechacen...

Todo lo que necesitaba estaba en la oficina de Dimitri. Y fue una suerte que no estuviera a la hora. Al entrar lo primero que detectó fue la pulcritud del escritorio que no tenia mas que un lámpara y una fotografía de su esposa e hijo sonriendo mientras ella lo cargaba. A lado tenia ensamblado más de diez archiveros al doble de su altura, ahí es donde guardaban todos los casos importantes de los últimos años. Con ajetreo comenzó a revisar todas las gavetas buscando todo lo relacionado a los Mortifagos. Reviso uno por uno encontrando únicamente juicios penales, antecedentes criminales, historial familiar, entre otras oficios que no eran importantes. Estaba por rendirse cuando el último archivero era el único que le faltaba, sus esperanzas se elevaron un poco con el fin de tener en sus manos lo que anhelaba. La búsqueda termino al abrir la cuarta gaveta dejando a la vista los archivos de todos los enjuiciados. Un suspiro de alivió retomó en esa solitaria oficina. En un movimiento sigiloso de varita, el papeleo levito siendo un bulto grande sobre el aire. No podía llevarse todo ese papeleo sin que Dimitri se diera cuenta, entonces con otro conjuro duplicó la original dejando una copia exacta. Dejó la original donde estaba manteniendo todo en orden.

Esquizofrenia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora