Día tras día el pequeño niño regaba la dulce flor con todo su amor.
semana tras semana esta solía recompensarle con un lindo obsequio.
Así era siempre cada mes del largo año, la flor maravillaba a todos con los regalos tan hermosos e ilustres que obsequiaba al pequeño. Desde mascotas de lo mas exóticas, hasta mas oro y plata de lo que nadie jamas tendría en su corta vida. Al principio la planta pensó que al darle el oro, aquel niño se iría feliz con su riqueza y le dejaría sola para que se marchitarse sin nadie mas a su lado. Sin embargo, a pesar de todo el siempre volvió, tan gentil como siempre se sentó a su lado y le devolvió con una gran sonrisa en su rostro, aquella gran fortuna.
ーno necesito ni de plata ni de mucho menos oro, mi padre no sera el mas rico de todo este mundo, pero aun así nada me falta. Soy feliz con mi madre que me cuida y ama demasiado, y mis hermanos siempre suelen protegerme cuando me han de molestar. Mi único anhelo es estar a tu lado para salvarte de esa horrible soledadー respondió el niño a las dudas de la flor, quien mas apenada no podía estar, después de todo era su culpa el que aquel pequeño estuviera tan hundido en la soledad como ella misma.
Año tras año, el pequeño dejaba de serlo y sus amigos iban disminuyendo, pero no paresia afectarle, pues solo le importaba aquella dulce flor de exquisita fragancia. Mientras la ya no tan joven flor perdía su hermoso color con el pasar del tiempo, volviéndose gris y opaca. Ahora la gente ya no se le acercaba para pedirle deseos o siquiera para ser testigo de su lindo olor, solo un joven adulto respiraba ya sus ultimas fragancias.
ー Que es lo que mas anhela su gran corazón joven Daliah, si no son riquezas ni algún material de gran importancia, entonces que puede satisfacer tu falta de sonreír. Hace tiempo que no lo haces y presiento que es por mi culpa, así que tan solo déjeme satisfacerle un ultimo anhelo.ー le suplico la vieja flor con bastante tristeza, ya que no quería partir para abandonar aquel joven en su soledad. Daliah tan solo suspiro y se acerco con delicadeza hasta la flor, justo cuando esta comenzó a verle con duda, Daliah planto un dulce beso sobre uno de sus viejos pétalos, uno por uno hasta el mas viejo y arrugado, solo entonces sonrió con dulzura y comenzó a hablar....
ー Siempre me obsequiaste cosas, cosas que pueden ser intercambiables al paso del tiempo. Nunca te pedí nada porque no era necesario pedirlo. Lo que mas anhela mi corazón no son cosas innecesarias, tan solo quiero un compañero de vida que me acompañe aun en mis días mas grises, cuando mas le necesite. Ese era mi único anhelo, y lo obtuve pero el tiempo es cruel y se que pronto partirá para dejarme en soledad.ー Lagrimas podían distinguirse en los bellos ojos azules de Daliah, amenazando con salirse sin piedad alguna. La flor al verle en ese instante, entendió cual era el deseo de su amigo, así que sin mas solo sonrió con cansancio y suspiro.
Daliah.....
Al día siguiente la flor quedo completamente marchita.....
Nadie se entristeció ni soltó alguna sola lagrima....
Tan solo un solitario joven adulto que yacía junto a la flor marchita, soltando las lagrimas que aquella vez no quisieron salir. Cada tarde solía posarse junto a ella mientras escribía dulces poemas de amor hacia su rosa. Aquellos poemas pronto se convirtieron en versos y aquellos en historias. Hasta que un día, justo al crear un libro entero junto a la rosa marchita, un joven yacía esperándole con una hermosa sonrisa.
ー Ahora tu deseo se ha vuelto realidad, mi dulce principito.....
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Para el que no entendió el joven era la rosa :v.
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Cuentos para dormir.....
CasualeRelatos cortos o largos que se me puedan ocurrir para plasmarlo en palabras, aventuras y romances. Algunos completamente sacados de mis sueños durante el día, y otros tomados de algún relato oral o escrito.