Capítulo 11.

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Narrado por David.

Voy a hacerlo, voy a pedirle salir. Quiero estar con ella. Puedo negarlo tanto como quiera, pero es la realidad, quiero estar con ella.

Le he pedido que venga conmigo al centro de la ciudad. Aprovechando que es festivo y que, raro en esta ciudad con una mierda de tiempo, hace un sol abrasador, la llevaré a la zona reformada del puerto de la ciudad, El Parrote. La invitaré a un helado y, cuando esté anocheciendo, nos sentaremos para ver la puesta de sol y se lo pediré.

Fui a recogerla a las seis a su casa. Tuve suerte de que, a pesar de que llegaba tarde, ella aún tardó en bajar. Me quedé un poco paralizado cuando la vi. Estaba guapísima!

-Que pasa? No me mires así, ya se que soy algo fea pero tampoco será para tanto! jajaja.

-Que dices si estás guapísima! O sea, quiero decir, que estás distinta, que estás guapa siempre pero quiero decir que... mejor me callo que solo digo tonterías jajaja.

-Entiendo lo que quieres decir, gracias jajaja.

Joder es demasiado buena. Acabo de soltar todas las burradas posibles juntas y aun así sonríe y me da las gracias...

-Eres demasiado buena Enm.

-Por que lo dices?

-No, por nada, da igual

-Vale jajaja. Perdona por hacerte esperar, soy muy impuntual. Mis amigas ya están hartas de mi por eso.

-Que va da igual, yo acababa de llegar, también soy muy tardón. Aunque en mi caso mis amigos también lo son así que no tengo problema jajaja

-El día que tengamos que ir los dos juntos a un sitio...

-Llegaremos 3 años tarde!

-3? Eso a lo mejor si tenemos un cohete, andando nos llevaría unos 6 tirando por lo bajo jajaja.

Dios... es demasiado buena... con Andrea nunca podría haber hecho estas bromas. Ella es... increíble.

Entre risas y tonterías llegamos al puerto a las 7. justo a tiempo para el atardecer que era en 15 minutos.

-Oye, te invito a un helado y vemos la puesta de sol juntos?

-Claro!

- De que quieres el helado?

-Mmm de turrón

Mi favorito.

-Turrón eh... igual que yo, esa es mi chica.

He dicho eso en voz alta?!?! Ay la madre que me parió, tierra trágame...

Me pareció ver un pequeño sonrojo en su cara, pero estaba demasiado avergonzado de lo que acababa de decir como para fijarme. Me fui corriendo a por los helados y cuando volví ella se había sentado en un banco que estaba casi en el borde del puerto.

El sol hacía que su pelo castaño tuviera unos preciosos reflejos naranjas y tenía una sonrisa tan bonita que no pude evitarlo, saqué mi teléfono y le hice una foto.

-Oye, que quiero mi helado!

Menos mal, no se dio cuenta.

-Si si ya voy!! Si que debes de tener hambre tu.

-Hambre no se, pero ganas de helado siempre.

Estuvimos hablando de cosas sin importancia durante 10 minutos pero, cuando el helado se acabó, tuve que decírselo, no podía esperar más o me acobardaría.

La otaku y el popular.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora