| Ya pasó. |

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[No quería seguir con esta historia, es más, este iba a ser un "final" pero creo que la seguiré.]

El preadolescente y el niño estaban entrando al edificio, la Escuela Secundaria S.M pública.

Fangbone iba atrás del pelirrojo escondido, ya sabe que los humanos pueden ser inofensivos pero aún así, tenía miedo, ese lugar era demasiado nuevo.

El más alto pensaba que era tierno que su acompañante sea tan desconfiado, le parecía extraño pero lindo, no en todo el mundo encuentras a un chico como ese.

Todos veían a Fangbone como un bicho raro, otros los veían pensando en que podrían ser amigos íntimos por lo cercanos que se veían, esas miradas ponían nervioso al pequeño.

Durante las horas de colegio, Bill decidió ignorar a sus amigos y centrarse en Fangbone.
Sus compañeros no conocían a Fangbone, hasta se sentían celosos al notar que se estaban robando a su mejor amigo, si, Bill es muy querido.

Pero a este no le importaba que ellos piensen que es raro, él quería conocer bien a el craneano.

A la hora de almorzar Bill pagó todo, obvio, Fangbone no tenía dinero y menos dinero humano.
Al sentarse para comer, el de cabellos alborotados y azabaches notó lo que su "nuevo amigo" traía en la mano.

Un tenedor.
Al verlo tan afilado, se alejó un poco empezando a temblar.
Bill, al no notar eso, siguió comiendo, clavó el tenedor en el pedazo de ensalada (matenme pls ¿) Sin notar que el niño de otro mundo estaba temblando del terror.

—B-B-Bill...— Fangbone trató de hablar pero tenía un nudo en la garganta y una sensación de mareo y un sabor asqueroso en la boca, su rostro empezó a reflejar un desagrado intenso.

—Fangbone, ¿Te sientes bien?— Al darse cuenta pensó que el mencionado iba a vomitar.

Fangbone se tapó la boca y antes de que Bill pueda decir otra palabra, se levantó y corrió hacia una salida, no importa a donde lo podía llevar, solo no quería que lo vieran así.

Llegó hasta el jardín de la escuela, nadie estaba ahí y soltó todo el vómito en el suelo, unos recuerdos horribles pasaban por su mente. Su estómago y cabeza revueltos lo hicieron sentir muy mal. "¡Quiero volver a casa!" Se repetía el pobre craneano mientras se secaba lágrimas.

Unos minutos pasaron y escuchó la voz de Bill, llamándolo.
El mayor al ver tan frágil y débil a Fangbone solo trató de consolarlo, lo abrazó y acariciaba su cabello que había sido descubierto porque su yelmo se encontraba en el suelo.

No sabía porque estaba llorando, porque estaba susurrando entre llantos palabras sin sentido, frases que desconocía pero lo que si entendió eran los lamentos, que con la voz quebrada de Fangbone se escuchaban tan sinceros, tan melancólicos.

—Ya pasó, Fangbone, no llores más...— Consolaba Bill acariciando el cabello del contrario, con suavidad en su voz siguió susurrándole que deje de llorar.

No sabían que estaban siendo observados.

— Padre, ya lo encontré. Ese niño tendrá su merecido...—

¿Continuará? No lo sé, depende(?)
Jsjsjs idk :')

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2018 ⏰

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