The guy I hate is the guy I love (PAUSADA)

Capítulo 22: El regalo perfecto bajo el muérdago

Capítulo 22: El regalo perfecto bajo el muérdago.

 

Poppy

–¡Jou, jou, jou! ¡feliz navidad de parte de tu Amigo Invisible! –Se lo cogí con cautela y abría el papel con cuidado.

–¡Urgh! ¡Date prisa! Que me voy a hacer viejo –me gritó ed. Ryan le dio una colleja y ed se frotó la cabeza de dolor.

–¡Venga! –Tiré del brazo de Conor y fui hacia la cocina junto a la puerta. Abrí el regalo para revelar una camiseta del Manchester United con todas las firmas escritas.

–¡Oh Dios! Me encanta –grité mientras le abrazaba y ¿le besaba en la mejilla? ¿Por qué le he besado? Será por el regalo.

–Nah, te gusta, por eso –canturreó la molesta voz de Vicky en mi cabeza.

–¡Muchísimas gracias! Apuesto a que alguno de los chico te dijo que me compraras esto –chillé.

Boqueó dramáticamente.

–¡No! ¿¡Cómo puedes dudar de mí?! De todas formas no le conté a nadie que eras mi amigo invisible. –Me sacó la lengua.

–¡Gracias! –dije abrazándole de nuevo. ¿Por qué le abrazo?

Recordé sacarme algo de los bolsillos.

–¿Oh, ¡aquí tienes tu regalo!

Miró confuso mi regalo antes de abrirlo y comenzó a gritar y a darme vueltas por el aire.

–Me pones enferma –murmuré.        

–¡Perdón! –Puso mis pies en el suelo –. ¡No me puedo creer que vaya a tener la oportunidad de jugar delante de Alex Ferguson! –gritó como una chico mientras daba saltitos de niña pequeña.

–De nada, feliz navidad. –Le sonreí.

–Ahora sí que lo es. –Me devolvió la sonrisa y se inclinó. ¿Por qué se inclina? Me besó en la mejilla y susurró <<Feliz navidad>> en mi oído, haciendo que me recorriesen unos escalofríos por la espalda y que se me erizase el pelo. Señaló hacia arriba, al muérdago –. Mira, tenemos los regalos perfectos bajo el muérdago.

–Oh sí, supongo que sí.

–¿Qué te han regalado? –Edward y Ryan metieron la cabeza en la cocina.

–¡Mira! –les gritamos los dos!

–¡Guau! Una camiseta del Manchester con los autógrafos de… Rooney, Brown, Owen y… ¡Ronaldo! ¿Por qué cojones  no has sido tú mi amigo invisible??! Me pregunto si me valdrá. –Edward trató de cogerme la camiseta, pero le pegué en la cabeza.

–¡Te jodes! ¡Es mía! –Le saqué la lengua al niño de 21 años.

Tras hablar con los padres de Conor (la conversación fue un tanto incómoda por alguna razón), Ed me acompañó hasta la puerta principal. Nos quedamos ahí en silencio durante unos minutos. Para evitar continuar en ese silencio, empecé a ponerme las botas.

–¿Qué pasa? –pregunté preocupada.

–Nada. Es solo que necesito un abrazo y un beso de una chica especial llamada Poppy Hayley. –Me sonrió. Rodé los ojos y me reí entre dientes.

Le di una abrazo enorme y nos quedamos así minutos. ¿Qué puedo decir? ¡Es un gran abrazador!

–Eh, ¡mira! ¡Estamos debajo de un muérdago! –exclamó Edward –. ¿Sabes lo que eso significa? –dijo moviendo las cejas con perversión. Me puse de puntillas y le besé la mejilla.