Prólogo.

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Soy Christina Fave y sí, estoy muerta.

¿Muy directo?.

Lo siento.

Pero es la verdad. Y no morí por suicidio, no quiero que crean que fui una depresiva que abusaba de los anticonceptivos. Tampoco fue un accidente, más bien, fue un asesinato.

Creí alguna vez que si pasaba por esto sería alguien desconocido o alguien totalmente fuera de lo común con ese cosquilleo de ver como sus víctimas morían trágica y lentamente. Así, como en los libros de suspenso y terror.

Por un momento pensé que mi asesino sería alguien con la capacidad de un orangután y el cerebro del tamaño de un maní, pero al ver lo elaborado que fue su plan me di cuenta de que no me salvaría y cada posibilidad de ver la luz del día serían casi nulas.

El me conocía de toda la vida. Sabía cosas de mí que no yo entendía. Reconocía mi entorno porque yo se lo mostré.

Fui muy ingenua al confiar en alguien así.

Tan perspicaz, intangible, soberbio e inteligente.

Escribí un millón de veces de él, pensando que era el mejor personaje que un libro pueda tener. 

Debí decir que no cuando me ofreció un empujón hacía "Mary Coffe's", donde tendría mi primera cita con el chico que siempre ha estado allí apoyándo me en las buenas y en las malas.

Yo sólo quería que el fuera mi inspiración para alcansar mis sueños, quería ver ha Sam estrenando sus pinturas en la galería que abriría en Nueva York, quería ver a Caleb jugar en las grandes ligas de béisbol y a Marcus... Tocar su música en diferentes conciertos por el mundo.

Cada uno tenía su propio sueño que debía cumplir.

Y cada sueño lo viviríamos juntos, como siempre debió ser, como estuvo planeado.

Pero gracias a él, todo lo que quise hacer alguna vez, se fue al retrete por su culpa.

Adiós a mi mejor amiga y su sueño de ser pintora.

Adiós a mi mejor amigo y su sueño de ser un jugador de las ligas mayores.

Y adiós a la persona que quería pasar tiempo con su música... Y conmigo.

Adiós a mí familia.

Por supuesto me despedire de mi sueño también.

Adiós a hacer una escritora aclamada.

Supongo que nada puede salir como uno quiere.

Nada.

No digas adiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora