No somos nada

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Durante la mitad de la clase revisó los ensayos con un humor de perros. La mayoría los regresaba no sin antes hacer comentarios ácidos sobre los errores de redacción en ellos. Sólo admitió dos trabajos y ambos se llevaron la calificación mínima, uno era el de un muchacho de rasgos latinos (no pude recordar su nombre) y el otro era el mío. Nadie estaba muy contento. Pero ella hizo lo que mejor le salía en el mundo, ignorar la indignación de sus alumnos.

Finalmente el timbre que marcó el final de la clase se escuchó, dejando a la
profesora a mitad de una frase. Todos se levantaron y guardaron sus cosas antes de que ella lo ordenara.

—Señorita Moon tengo que hablar con usted.

Hyejin me miró preocupada y al final fue la última en salir del salón. La conocía perfectamente como para saber que no le hacía gracia dejarme sola con la maestra. Me sentí pequeña en mi asiento y aún más cuando sus ojos me acorralaron.

—Veo que es muy sobreprotectora —dice mirando la puerta por donde había salido Hyejin.

—Es mi mejor amiga —se lo digo despacio para que le quede claro.

—Tu trabajo fue muy bueno.

Cambió el tema bruscamente.

—Gracias —solo eso se me ocurrió decir.

—Solo quiero pedirle, por favor, que se evite dar ciertos espectáculos dentro de esta institución.

Volvemos al punto. Tenía una forma baste extraña de conversar.

—No pasó lo que usted está pensando.

Arquea las cejas.

—¿Sabe lo que pienso?

—Es fácil adivinarlo. Es lo mismo que se imaginan todos…

—Deben tener motivos para que su imaginación se aventure tan lejos.

Me apuro a negar con la cabeza.

—Pues no los tienen. Hyejin es solo mi mejor amiga… yo no tengo nada con ella y lo del baño, ya le dije que fue un jueg…

Levanta la mano indicándome que me calle.

—Francamente me da igual, a mí no tiene que explicarme como conduce su vida, al fin y al cabo no somos nada.

Y lo sentí, sentí la hoja fría y filosa atravesar mi carne y penetrar lentamente en mi órgano vital. No había un arma en sus manos. Ella me destrozó con sólo una frase.

“No somos nada”

El terrible eco de la verdad dicha a la cara me ensordecía. Me levanté y puse la mochila en mis hombros. Cuando ya estaba girando el pomo de la puerta ella se acercó a mí y volvió a hablar.

—Byul, perdón si me molesté contigo por lo del trabajo. No me gusta la gente irresponsable ni quiero que pienses que vas a hacer lo que quieres en mi clase porque eres una alumna destacada.

Sus repentinos cambios de humor me revolvían el estómago.

—Fue un descuido terrible lo de mi gato, pero finalmente logré terminar el trabajo a tiempo y bueno yo me tengo que ir a clases…

Me tomó del brazo para impedir que me fuera. Sentir el tacto suave y tibio de su mano fue como caer a un mar de nuevas sensaciones… y yo no sabía nadar.

—Espera un momento.

— ¿Qué ocurre profesora? —mi voz sonó todo indiferente que me fue posible.

➸ Si fueras mía | MoonsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora