A la mañana siguiente en la hora del desayuno les iba decir a mis padres que no iríamos a la fiesta del señor Anderson.
-Oye cielo, ¿Hoy es la fiesta del señor Anderson, cierto? –le pregunte y voltee a ver a Lily con complicidad.
-Si –me respondió sin despegar los ojos de su desayuno. – ¿Por qué?
-Es que no tenemos muchas ganas de ir, y hemos disidido salir con unos amigos esta misma noche.
-Esta bien cielo, les doy permiso de que vallan con sus amigos. –me dijo papá esta vez viéndonos a Lily y a mí.
-Gracias cielo –le dije con una enorme sonrisa en mi rostro.
Lily y yo ya habíamos terminado de desayunar y antes de que nos retiráramos por completo del comedor, papá me detuvo llamándome por mi nombre.
-_______ -me dijo algo serio. De inmediato nos detuvimos y voltee a verlo.
-Mande –le dije con algo de preocupación.
-Bueno como ya sabes, pronto cumplirás tus 19 y hemos decidido darte tu regalo por adelantado.
-¿De verdad? –les dije con algo de volumen en mi voz y con una enorme sonrisa en mi rostro.
-Si, ahora sube a tu habitación, lo hemos dejado ahí –me dijo mamá con emoción.
De inmediato Lily y yo subimos corriendo por las escaleras hasta llegar a mi habitación. Vi una pequeña caja color morado y un moño del mismo color.
Lily y yo nos miramos.
-Anda, que esperas. Ábrela. –me insistió.
La tome y la abrí, observando un sobre color blanco. Parecía una tarjeta, lo tome y lo abrí.
Cuando vi lo que contenía el sobre, los ojos se me abrieron como platos.
-¿Qué es? –me pregunto Lily emocionada.
-Ven a verlo tú misma –le dije con una gran sonrisa en mi rostro.
-¡WOW! –grito Lily tomando una licencia de conducir. ¡SI! Me habían dado por fin mi licencia para conducir. Pero algo no estaba bien, ¿Cómo tenía licencia y no un auto para conducirlo?
Me di cuenta que la caja, en el centro había un cordón y lo jale. Se levanto otra tapa, y había unas llaves de un coche.
Cuando las vimos, las dos gritamos de la emoción. Al fin tenía mi propio auto.
Siempre iba en el coche de Lily, ella ya tenía licencia, ya que es un poco más grande que yo.
Bajamos corriendo, para ver esa hermosura que me esperaba en la cochera de la casa. Vi a papá y mamá en el comedor todavía, me dirigí a ellos y los bese a cada uno.
-¡GRACIAS! –les dije muy emocionada.
-No tienes nada que agradecer cielo. –me dijo papá. Así nos decíamos, desde que era pequeña papá siempre me llamo cielo o cielito, así que también le empecé a decir así, y así se ha quedado.
Lily y yo salimos al estacionamiento de los coches y estaban la camioneta de mama, un Audi q7, el Audi a5 de papa, un Jeep de Lily y por fin, siempre quise una camioneta y ahora la tengo. Mi Range Rover Evoque blanca.
-¡La vez! –le dije a Lily haciendo una seña con mis dos brazos refiriéndome a la camioneta.
-¡Wow! ¡Es hermosa! –me dijo con una sonrisa en su rostro.
