Moonlight. (Luz de luna)

Prólogo:

La lluvia caía fuerte esa noche.

Joseph escuchó que alguien golpeaba su puerta con desesperación. Dejó su té en la mesita al lado del sofá y frunció el ceño mientras la abría. Una mujer completamente mojada se encontraba afuera, con los labios morados y con un corte profundo en el cuello, parecido al que haría una daga poderosa. La mujer llevaba entre sus brazos un bulto de sábanas en las manos.

—¿Clarisa? —preguntó desconcertado. Esa mujer apenas se parecía a Clarisa pero no podía ser nadie más.

Joseph se dio cuenta que no era solo un bulto de sábanas cuando comenzó a llorar.

—Por favor, Joseph, no se lo digas a nadie —suplicó ella, casi de rodillas.

Clarisa era la novia del único hijo de Joseph, pero él era el único que sabía sobre ellos, hasta ese momento. Clarisa era una bruja, Gian era un licántropo, sus especies no podían llevarse bien debido a su naturaleza, pero ella y Gian superaron todas la expectativas provocando que el consejo de magia y el consejo de la luna entraran en un debate serio en el que decidieron que ambos debían morir. Y así juraron que un licántropo y una hechicera jamás podrían estar juntos y mucho menos procrearse.

Joseph palideció al ver lo que la joven llevaba en sus brazos. Era un bebé.

—¿Cómo es que… —comenzó a decir pero no pudo terminar la pregunta.

—¿¡Dónde está ella?! —los interrumpieron unos gritos horrorosos que no venían de lejos. El talismán de Clarisa comenzó a zumbar descontroladamente en su pecho.

—No tengo tiempo de explicártelo, prométeme que cuidarás de nuestro hijo.

—¿Dónde está Gian?

—Lo han asesinado, eres lo único que le queda.

Joseph se debatió un segundo, mas no había tiempo para meditar esa decisión, por más que le doliera, era su nieto lo único que le quedaría.

—Prométeme que lo mantendrás a salvo —lloró ella.

—Lo haré —tomó al niño en sus brazos—. Ya vete.

Así lo hizo, y nunca la volvió a ver.