"Oye Sevilla" Adaptada

ciento cinco

Karol

Después de recibir las notas de Ruggero me asuste. Temía lo que haría y las posibilidades en las que me perjudicaría.

Ya estaba en casa, esquive a Ruggero a toda costa con ayuda de mi prima, sabía que sacaría el tema de mi padre, y no quería hablar de eso.

Saque un short y blusa de tirantes, me los puse rápidamente y camine hacia la cocina, mi padre no estaba, estaba aprovechando.

Unos golpes se escucharon en la puerta principal, nosotros jamás hemos tenido visitas...

Luego pensé en mi prima, asustada camine hacia la puerta.

Pero no, no era ella.

—¿Ruggero?.... —se rasco la nuca nervioso —¿Que haces aquí? ¿Como encontraste mi casa? —pregunte rápidamente, nerviosa.

Si mi papá venia y lo viera... Estaré muerta.

—Hola Karol.

—No puedes estar aquí...Si mi papa llega me irá fatal.

—¿Puedo pasar? Me hago para un lado y lo dejo pasar.

—Vamos a mi habitación. Caminamos hacia mi cuarto, se sentó en un banco que estaba lado de un escritorio.

—¿Qué haces aquí?— le pregunto.

—Quería hablar contigo, me evitaste todo el día.

— Temía que me preguntarás sobre mi padre.

—No te equivocas, Karol te quiero ayudar.

—No.

—Vamos Karol, sabes que puede ir ala cárcel...

—Mis tíos ya están peleando mi custodia.

—No me rendiré.

— ¿Ya le dijiste a tus amigos sobre mi? —cambie el tema drásticamente.

Él suspiro.

—Sólo a dos, no tuvieron problema, dijeron que era mi vida que podía hacer lo que me plazca. Solo faltan dos más y estaremos juntos.

—Eso es bueno..

—camine hacia él. Él se paró y me abrazó, besó mi frente.

—Extrañaba estar así de cercas de ti.— dice.

— Yo también.. —admití.

Un ruido nos hizo separar.

— ¿Qué fue eso? — me pregunta.

—Shhh... —lo callo y camino hacia la puerta. Veo como la silueta de mi padre camina hacia acá.

—Mierda.. —maldije por bajito.

Tomo a Ruggero rápidamente y lo meto a él closet. Me meto con él quedando cara a cara, estábamos apretados, mi closet no era muy grande.

—¿Estas aquí Karol? —la voz gruesa de papá suena.

Abriendo la puerta.

Ruggero se mueve incomodo.

Oigo la puerta cerrarse de nuevo.

Suspire aliviada.

—¿Que estas haciendo? — pregunto.

Me mira confuso.

—¿Yo? No estoy haciendo nada.

—Una parte de ti si. — sentí un bulto presionarse en mi estomago.

Me mira avergonzado, me río despacio.

—Perdón... Yo no puedo controlar eso.

— Basta —sentí mas presión.

— No puedo controlarlo,Karol.

—Sera mejor que me voltee —Dije voltean dome dándole la espalda.

—Karol.. —me susurra.

—¿Qué?

—Eso es peor.

Sentí aún mas presión en mi trasero con su bulto.

Me voltee cara a cara, a punto de reír a carcajadas.

La puerta principal sonó.

Salí riendo, viendo si salio y efectivamente, dejándonos solos de nuevo.

—Tienes un grave problema al no saber controlar tus instintos. Me burle.

—Ya, ya, ya... —vi un leve color carmesí en sus mejillas.

—Entonces....¿Estamos bien?

—Estamos bien, Ruggero.

Vi como se acercaba a mi para besarme. Nos separamos por falta de aire.

—Te quiero Sevilla.

—Te quiero Pasquarelli.