Salvaje

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POP JIMIN

El estimulante incienso me despabiló...parpadeé unas cuantas veces para lograr enfocar la luz blanca que se filtraba por mis sensibles retinas; al mismo tiempo que la curiosidad me dominaba...¿de quién habría sido la idea?. Dudaba mucho que los corpulentos y barbáricos cambia formas presentes en la habitación, conocieran de los cuidados básicos que se practicaban en el mundo de la hechicería. Mis sentidos volvían a la normalidad, y adivinando por experiencia, lo siguiente que sentí fue cómo todas mis preocupaciones se desvanecían por el efecto tranquilizante de la esencia medicinal.

Podía apreciar la seriedad de sus semblantes a unos cuantos metros. Aunque sólo era capaz de escuchar algunos murmullos, definitivamente estaban discutiendo un asunto bastante importante. Es decir, ni siquiera habían reparado en mi recuperación.

Me removí ligeramente, buscando una posición que aliviara mi acalambrada pierna. El imperceptible movimiento fue suficiente para que el más delgado de ellos, me atrapara con mi mejor cara de "pillado"...genial...¡¿y ahora qué?!, una gota fría de sudor adornó mi sien; su pasmada expresión, un tanto exagerada, me resultó graciosa. Pero mis nervios se multiplicaron cuando un agudo chillido salió de su boca, retumbando con potencia en las cuatro paredes.

— ¡Despertó!, ¡despertó! — Anunció mientras agitaba sus manos y se encaminaba con velocidad hacia mi dirección.

Con toda la comodidad del mundo, se tumbó sobre el colchón, posando sus manos alrededor de mi rostro. El chico castallo desbordaba fascinación, y perdiéndose en algún lugar de mis profundos ojos celestes, sus dedos no pudieron evitar tocar mis mechones rebeldes. Terminó el extraño recibimiento regalándome una amigable sonrisa.

— No tienes fiebre, es un alivio — Me reveló. Aunque no estaba seguro si la información iba dirigida hacia mí.

En un pestañeo, los demás hombres rodearon la cama. No sé en qué momento sucedió, pero el responsable de mis cortocircuitos mentales se encontraba a mi lado. Mirándome con intensidad desmedida, rodeó mi cintura con sus fuertes brazos, y con extremo cuidado, me instaló sobre su regazo. Acercó su nariz hasta mi cuello...inhalando desvergonzadamente varias veces.

«Oh mi Dios, ayúdame»

Como si se tratase de un perro con su hueso favorito, el atractivo hombre misterioso me enjauló aferrando sus piernas a mis costados, mientras profería un gruñido de advertencia hacia los demás presentes; estaba claro que la cercanía de los desconocidos lo hacían sentir un poco más que irritado.

— Baja la guardia Jeon, somos nosotros — Reclamó una voz varonil, un tanto disgustada por su comportamiento.

— ¡Déjanos ver al pequeño, egoísta!, ¡o juro por la luna que te castraré cuando duermas! — Alguien amenazó en tono burlón.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para liberárme de su pecho...yo también quería enterárme. Aquello no le gustó para nada, ya que instintivamente, con su mano libre, sostuvo con firmeza  mi dorso, bloqueando la intención. En un instante, me encontraba nuevamente escuchando sus agitadas respiraciones, mientras gruñía por lo bajo y eliminaba el poco espacio que existía entre nosotros. Abrí mis ojos como platos cuando restregó su cálida mejilla contra la mía.

Impactado, decidí elevar mis párpados para encararlo. Como si fuese costumbre, un calor sofocante me poseyó cuando descubrí su siguiente movimiento...este hombre no perdía el tiempo. Sus sensuales labios se posaron sobre los míos, en el beso más tierno que alguna vez imaginé. Con extraordinaria devoción, mimaba a mis inexpertos labios con sus caricias de infarto. Sus manos encarcelaban mi ya desfallecido cuerpo, mientras que un ronco gemido escapaba de su interior. Rogué a los cielos para que este íntimo momento fuera eterno; pero como no todo puede ser consentido, una semilla de frustración se plantó en mi cabeza cuando necesidad de respirar se hizo notable; estaba tan ensimismado por el extraordinario contacto, que realmente no me importó la escasez de oxígeno en mis pulmones. El hombre misterioso solucionó el conflicto, sellando el beso en un último aliento.

En un latido➳KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora