POP JUNGKOOKSi las balas de plata no me mataban, este niño definitivamente terminaría de hacerlo. Los recuerdos de la noche aún seguían atormentándome. Como un completo masoquista, la viva imagen de su mirada aterrorizada no dejaba de repetirse en mi cabeza. Desde el momento en que lo sentí desfallecer...había estado viviendo en un infierno de pesadilla.
Las manecillas del reloj marcaban las cuatro con cincuenta. El ventanal de la recámara me permitió ver los primeros rayos del sol alzándose sobre el alba; el lejano trinar de las aves era lo único que podía escucharse del exterior. Nunca una jodida noche había sido tan larga; a estas alturas, apenas y podía parpadear sin dejarme vencer por el agotamiento; ¿que los hombres lobos eran criaturas de la noche?, ese mito barato era una verdadera mierda.
Con un suspiro lamentable, me dirigí hecho polvo hacia el lavabo del baño. Mi reflejo en el espejo se veía mucho peor de lo que pensé, círculos oscuros decoraban el contorno de mis hinchados ojos. El agua helada mojando mi cara se sentía refrescante, al menos mis instintos habían dejado de mendigar por una almohada. Agradecí la sensación. Sin intención de demorar más tiempo, cerré la llave y tomé una de las toallas guindadas de la barandilla de metal.
Alejárme de él me volvía ansioso, así que con nerviosismo, volví a mi lugar de guardia; la tenue luz natural iluminaba su rostro. Este ángel sobrepasaba los límites de cualquier fantasía, su existencia me cautivaba hasta el grado de la locura; y es que su arrolladora belleza, podría fácilmente impresionar hasta al más viejo de los ancianos, que en repetidas ocaciones, habían jurado ver las mejores maravillas de este mundo.
La fragilidad que reflejaba su pálida e inmaculada piel, despertó en mí, un gran sentimiento de sobreprotección. Este jóven sería mi felicidad, pero también mi perdición; él era la pieza invaluable que todos buscaban, pero que nadie tenía; un extraño tesoro que debía ser resguardado y amado sólo por su dueño. Sin dudas, mi pareja destinada había sido la creación favorita de los dioses.
Desde el momento en que lo ví...supe que mi corazón sería por siempre suyo.
— Jungkook mira como estás, si quiera has notado que estoy aquí — La voz intrusa me alertó. No esperaba tener visitas de nadie a estas horas. Un gruñido salió de mi garganta antes de fijarme en el chico de pie frente a la entrada.
— No te pongas a la defensiva conmigo — Murmuró mientras alzaba sus manos y retrocedía unos cuántos pasos.
— Y tú aprende a comportarte, estás hablando con el Alfa de la manada — Le reprendí con obvia desaprobación — ¿A qué has venido Taemin?, ¿desde cuando estás aquí? — Le interrogué.
— Acabo de entrar...Alfa — Contestó con la cabeza gacha. — ¿Puedo verlo? — Su petición me dejó perplejo. ¿Desde cuándo este muchacho había sido tan atrevido?. Lejos de estar de acuerdo, le permití acercarse sólo lo suficiente. Mi atención se volvió de nuevo hacia la deliciosa bolita durmiente.
Infiernos, mi niño era tan hermoso; a diferencia de mí, se le veía descansado y radiante. Olfatear su gloriosa fragancia se había vuelto mi nueva adicción, lo cual sólo me había traído serios problemas con mi autocontrol. En estos momentos, lo único que anhelaba era el abrir de sus ojos.
Con su despertar, nada me impediría sentir la suavidad de sus labios por primera vez. El deseo carnal era sólo un pequeño hormigueo en comparación a la intensa necesidad que sentía por sellar el vínculo. Era una granada en su punto detonante.
Mi lobo no dejaba de lloriquear su falta de contacto; y es que la cruda desesperación hacía de mí un pobre moribundo. No es como si fuera un enfermo lujurioso, ya que no practicábamos el sexo contaminante de los humanos, ahora popular en el mundo mágico. La monogamia era la tradición más férrea de la manada; para nosotros, el íntimo acto era una oportunidad de conexión única con nuestras parejas.
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En un latido➳Kookmin
FanfictionEn un mundo donde los hechiceros y licántropos han sido enemigos mortales por más de cinco milenios. Jimin, un pequeño brujito, se ve obligado a huir de su aldea a mitad de la noche, tras la inesperada invasión de la sanguinaria manada de hombres lo...