CAPÍTULO II: DESDE AQUEL DÍA

347 29 3
                                    

El tiempo había seguido su ritmo actual y las personas se adaptaron a la situación que vivieron, aunque eso no dice que estuvieran de acuerdo en hacerlo.

• • •

Las calles estaban cubiertas de blanca nieve por dónde se viera y el mar en gran parte estaba congelado, el aire que se respiraba era frío.

Desde ese día las cosas se tornaron distintas con el paso de los años en la vida de todos.

Akari formó una nueva familia junto a su esposo Itaru, y su hija Miuna.
La mayor de los Sakishima tuvo un bello niño de nombre Akari.

La pequeña -ahora ya no tanto- Sayu Hisanuma asistía a la escuela junto a Miuna, la joven castaña había dejado a la niña para dar pasó a una persona segura, con metas por las cuales se esforzaba.

Por su lado Tsumugu Kihara, con sus 19 años de edad, había decidido estudiar oceanografía.

»El remordimiento es un mal fatal, carcome tu alma, invade tus sueños ante eso el arrepentimiento y el perdón es la única cura.

Después del incidente del Ofunehiki, Kaname Isaki se encontraba asustado, la conciencia parecía haberlo abandonado. Su vista se mantenía pérdida en dirección al suelo desde que lo sacaron del mar.

Tenía la mente en blanco que poco a poco se volvían a llenar de dudas, tejiéndose como un hilo que terminaba enredándose.

Su familia, sus amigos; ellos ya no estaban.

Estaba solo.

Y eso dolía.

No sabía que debía hacer, tampoco si aceptar si está situación era real.
Deseaba con todas sus fuerzas que no lo fuese.

—Es una tragedia lo que le ocurrió.

—... ¿Fue el único que no desapareció?

—¿Dónde se quedará?

—Es cierto, debemos pensar en eso.

—¿Quién cree poder encargarse de él?

—Mira que es bastante joven, pobrecillo.

Comentarios de ese tipo iban y venían.

Toda palabra de aquellos hombres y mujeres, a los oídos de Kaname solo eran murmullos que lo mareaban, lo perseguían llegando dentro de él y haciéndolo sentir un completo extraño.

En el intento de dejar que escuchar todas esas voces, llevó sus manos para cubrirse los oídos. Se sentía mareado a pesar de encontrarse de rodillas, empezó a respirar con rapidez, sentía el lugar cerrarse ante su presencia.

No llores.

Su estómago estaba revuelto, su garganta seca, sus manos frías junto con un sentimiento amargo que le perforaba el pecho.

No llores.

Quería desaparecer, retroceder el tiempo, refugiarse en algún buen recuerdo de su niñez.
Cerró los ojos y respiró con fuerza. Volvió a abrir los ojos aun manteniendo el agarre de sus manos.

Cálmat-

Cálmat-

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Reversos Paralelos [Nagi No Asukara] [Kaname y Chisaki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora