Prólogo

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Esa tarde había ido al loft de Derek porque había olvidado su cartera ahí luego del entrenamiento del día anterior o por lo menos eso era lo que esperaba, aunque en realidad no creía que estuviera ahí ya que el sourwolf de la manada ya hubiera dado señales de ello la noche anterior con algún mensaje pasivo agresivo de esos que le gustaba mandar, sin embargo no resulto ser así, Derek Hale no apareció en su cuarto diciéndole que perdería su cabeza de no ser que estuviera en pegada a su cuerpo ni le había mandado algún mensaje sobre la ridícula foto de cuando tenía diez años que aún guardaba entre su permiso de conducir y su identificación. Pero, aún podía investigar, ¿verdad?

Toco la enorme puerta de metal y espero con paciencia cerca del medio minuto hasta que alguien le abrió.

Y por supuesto era Derek Hale, sudoroso, con la barba de días que lo caracterizaba, una expresión de sorpresa que prometía ser falsa y lo más relevante, sin camisa.

—Justo iba para tu casa —exclamó el hombre lobo haciéndose a un lado mientras Stiles pasaba por su lado sin siquiera ser invitado.

—Bueno, te he ahorrado las molestias.

Derek sonrió con una pizca de picardía antes de cerrar la puerta e ir tras el adolescente. Stiles detuvo sus pasos una vez que estuvo en medio del loft para esperar a que Derek le dijera algo más, aunque en realidad, de alguna forma extraña impropia de él, no podía dejar de pensar en el cuerpo de aquel hombre semental.

No es como si fuera ciego o ignorante, sabía que Derek Hale era una de las reencarnaciones del mismísimo adonis en tierra mortal, estaba bien formado, tallado cuidadosamente por las santas manos de Miguel Ángel mientras un velo ocultaba su belleza. Derek Hale era la fiel representación de todo lo que un hombre quería para sí mismo o para cumplir alguna fantasía y Stiles lo sabía, pobre de aquellos que fingían no hacerlo, ¡tontos y nefastos! Era ridícula la idea de no admitir semejante belleza y era ridículo no añorarla, pero bueno, Stiles era del primer grupo de aquellos que sabían apreciar al sourwolf, siempre pudo imaginarse siendo él o parecido a él y al hacerlo siempre se veía como un verdadero casanova rodeado de flamantes mujeres que decían entre murmullos que lo amaban, sin embargo, algo no iba bien esa mañana...

Derek se veía diferente... o ¿era él que lo miraba diferente?

—Guardé tu cartera cuando la vi esta mañana —explicó Derek cuya voz también resultaba peculiar esa mañana, un poco más profunda y seductora que obligo a Stiles contener un suspiro. Algo dentro del estómago del adolescente se revolvió causándole náuseas y sus rodillas comenzaron a fallarle, como si nunca en su vida hubieran cargado con su peso. Quizás se le había bajado el azúcar o su presión... lo único cierto era que su taquicardia también fue significativamente inquietante... ¿qué estaba pasando? Se pregunto mientras Derek metía la mano detrás de su pantalón y luego saco a la luz el trozo de cuero que fungía como su billetera—. Aquí tienes.

—Sí... —aturdido y abochornado—. Gracias.

Stiles la tomo con una de sus manos y al rozar sus dedos con los de Derek Hale supo que al final su malestar no se debía a su páncreas o a de la tensión en sus vasos sanguíneos sino al hombre enfrente de él que esa mañana le parecía atractivo de otra manera distinta. Una muy alejada a la heterosexual... y luego de ello, salió del loft hecho un relámpago sin poderlo soportar por más tiempo.

Tal vez sea gay [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora