Capítulo 3

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Stiles abrazo con insistencia su mochila una vez que se sentó enfrente de la mesa al llegar al local de Tito's, uno de los pocos lugares locales donde servían hamburguesas grandes y grasientas que valían cada uno de sus billetes, además, ese había sido su local favorito desde que Stiles podía pronunciar la palabra hamburguesa sin trabarse o pronunciarla mal, pero esa tarde, ni Tito's podía satisfacerlo como quería.

—¿Quieren que les traiga el menú o ya saben que van a pedir? —pregunto Dolly, la mesera del local donde había ido esa noche a cenar junto con Scott. Dolly era una flameante chica con raíces latinas, cómo Scott, que le doblaba la edad y que por mucho tiempo calentó su cuerpo en sus noches nubladas de soledad, esa tarde, sin embargo, a pesar de que la chica llevaba puesta la blusa rosa escotada y los jeans bien ajustados de mezclilla que hacían resaltar su trasero bien formado, Stiles no pudo dirigirle siquiera la mirada.

Scott le miro raro un segundo sabiendo que esa era una actitud extraña en su amigo y luego con una sonrisa boba en su cara (aunque en realidad su sonrisa siempre era boba) le pidió a Dolly que le trajera el menú a él y a Stiles. Dolly sonrió confundida también, usualmente Stiles ya se habría lanzado con una especie de piropo de mal gusto que siempre resultaba gracioso y tierno para ella. Pero tanto Scott como Dolly podían advertir que el niño hiperactivo más fastidioso de Beacon Hills estaba demasiado ido esa noche.

La mesera dejo ambos menús prometiendo ir en seguida una vez que hubieran elegido algo para comer, Scott agradeció el servicio de la chica y luego abrió el folleto solo para ocultar su mirada fija en su amigo. Había decido asaltarlo con su interrogatorio una vez que comieran algo, siempre había sido divertido ver como su amigo se atragantaba con la malteada de chocolate que le gustaba del lugar. Una vez, recuerda como la bebida se le subió hasta salirle de la nariz, el desastre que hizo, su expresión avergonzada tras ver como Dolly se acercaba con servilletas preocupada por él y como la malteada parecía no dejar de salirle fue divertido hasta que ocurrió una hemorragia y un castigo fue dirigido a él. Esa tarde no era como esa de hacía cinco años, cuando habían cumplido los doce y sus padre habían decido decir “Ya son muy mayores para ir al local de Tito's y comprar las hamburguesas ustedes mismos”, esa noche la situación se veía un poco más... inquietante.

—¿Estás bien? —pregunto por fin Scott, dejando de lado el menú para encarar a Stiles quien solo oculto su rostro en la mochila una vez más—. Sé que estás enojado —comenzó a decir Scott con su voz preocupada—. Porque te obligue a ir con Derek y todo eso... pero... creo que estas exagerando y me haces sentir como un mal amigo —Stiles no respondió, Scott trago saliva para luego seguir su discurso—. Bien, si así lo quieres, puedes pedir la hamburguesa de nueve dólares y las patatas rizadas grandes... también te disparo la malteada... como recompensa por lo que has hecho.

Stiles asintió y por fin en esa noche dejo de ocultar el rostro en la mochila.

—No esperaba menos de mi amigo Scott —exhalo con un tono de voz apagado, pero al menos ya se dignaba a decir algo—. Gracias.

Scott asintió con una sonrisa un poco más sincera en el rostro, llamo a Dolly y la chica apareció con la libreta de órdenes ya dispuesta a tomar la de esos niños que conocía desde que había empezado a trabajar en el negocio de su tío. Anoto todo con rapidez y cuando se iba a ir miro al escuálido y pálido chico solo para sentirse responsable de hacerle sentir mejor.

—La tarta de chocolate es gratis para ti querido, ¿quieres una rebanada? —ofreció Dolly sabiendo cómo le encantaba esa tarta al infante

Stiles miro a Dolly y sonrió de una manera que solo altero un poco los sentimientos de la chica sabiendo que el niño tenía algo, Stiles asintió lentamente para luego mirar a la despampanante Dolly ir a la cocina un poco preocupada.

Tal vez sea gay [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora