N a c h o. [Parte 1/3]
Apuré mi paso mientras buscaba desesperadamente la casa del chico, que momentos antes me había mandando mensajes. Aquellos mensajes que notaban que estaba mal, y que necesitaba a alguien en ese momento.
Y ahí entraba yo. Casi corriendo por la vereda y buscando el número que alguna vez me habían nombrado.
127... 145... 163...
Mierda. ¿Cuál era el número?
Mi desesperación se dejó ver cuando, una vez rendido tras la busqueda, me senté frente a un banco ubicado en una plaza. Podría irme, abandonar a Mauro, pero si le pasara algo no me lo perdonaría nunca.
Mi bolsillo vibró y a mi mente llegó la acción que había hecho en cuanto salí. Había dejado los datos móviles prendidos tras salir de casa.
Desesperado saqué el celu de mi chaqueta y revisé en la pantalla de bloqueo; 3 mensajes de lit. El último contenía lo que necesitaba.
132
Había visto aquella casa hace unos minutos, no iba a estar lejos.