Si estás bien, es porque estoy mal y viceversa. Eso provocó una explosión, que alteró mi coeficiente intelectual, causó derrame pleural y quedé mirando el cielorraso del hospital.
Las flores ya marchitas, eran benévolas para mi vista y el alcohol se apoderó de rutina. Formando un tapón de obstrucción, para no oírte, durante las noches de pasión.
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